i. living with the nott's

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La escena se repetía una y otra vez, Sirius se interponía y su cuerpo caía inerte sobre Hayley. Lágrimas bajaban y el recuerdo la atormentaba. Despertó de golpe, incorporándose de inmediato; su cabeza dolía y su cuerpo sudaba de sobremanera. La puerta de la habitación se abrió de repente dejando ver a un apurado Theo, acompañado de Blaise.

―Perdón por despertarlos otra vez.―se disculpó Hayley incómoda, apartando la mirada.

Theo alzó una mano, restando interés.

―Escuchamos gritos, sabíamos lo que pasaba.―explicó Theo.

―Este no es un buen inicio para tu cumpleaños, Hayley.―se quejó Blaise.

―Ya, lo siento.―talló sus ojos.―Vayan a dormir, estaré bien.

―¿Segura?―dudó Theo. Hayley asintió.

―Pronto vendrá el hurón y serás feliz de nuevo.―bromeó Blaise. Los tres sonrieron.

―Descansa.―dijo por último Theo antes de salir de la habitación.

Hayley se dejó caer a la cama de nuevo, estaba claro que ella no volvería a pegar ojo en lo que quedaba de la madrugada. Dio un rápido vistazo al reloj y notó que estaban por ser las seis de la mañana, por lo que sin dudarlo decidió dejar la cama para ir a tomar un baño, necesitaba refrescarse y tranquilizarse.

El agua de la bañera estaba a un poco más de la mitad. Hayley abrazaba sus piernas con fuerza, dejando su cabeza descansar en ellas; su cabello caía por su espalda y hombros, menos de la mitad terminaba teniendo contacto con lo tibio del agua.

Cerró los ojos con fuerza y suspiró. Las pesadillas sobre la muerte de Sirius la atormentaban desde las últimas semanas que llevaba hospedándose en la mansión de los Nott. Tampoco era la primera vez que despertaba con sus gritos a Theo, algunas veces a su padre y ahora a Blaise, que había ido a quedarse una semana con ellos. Se sentía una molestia y no le gustaba sentirse así, no cuando notaba el esfuerzo de todos para hacerla sentir bien.

Salió de su ducha con la sensación de dar un gran cambio.

Y lo iba a hacer.

Hayley observaba con admiración el pastel de caldero decorado con una pequeña vela, había sido cortesía de Killian

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Hayley observaba con admiración el pastel de caldero decorado con una pequeña vela, había sido cortesía de Killian.

―Pide un deseo.―la animó el hombre. Hayley se lo pensó un poco antes de soplar la vela, después aplaudió con emoción.

―¿Qué pediste?―curioseó Blaise, ganándose un golpe en la nuca por parte de Theo.

―Eso no se pregunta.―lo regañó.

Draco rió.

―Es solo el inicio del día.―aclaró Killian.―Más tarde iremos por ahí a comprarte algo, ropa por ejemplo.

𝒕𝒉𝒐𝒖𝒈𝒉𝒕𝒔, draco malfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora