xi. who?

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maratón 1/3


A mediados del mes de febrero, Killian Nott había comenzado a acudir a Hogwarts al menos dos veces por semana, con el único que fin de enseñar a Hayley las verdaderas defensas contra las artes oscuras. Las clases de Snape parecían solo un extra para ella, pero habían ayudado a facilitar el lanzar hechizos no verbales.

―Terminamos.―suspiró Killian.

―¿Ya pueden largarse? Tengo cosas que hacer.―bufó Draco desde uno de los sofás de la sala de menesteres.

―Ven aquí, Orion.―murmuró Hayley tomando asiento en el piso, de inmediato el pequeño cachorro corrió hacía ella, lambiendo su cara cuando llegó a sus brazos.―Toma.

―Hayley, los perros no pueden comer galletas.―intervino Theo, a lo que la azabache lo miró con indignación.

―No gasto tantos galeones en galletas personalizadas para Orion para que tú vengas a decirme que no puede comerlas, Theodore.―le recriminó.―No lo escuches, Orion. A veces tu tío es tonto.

―¿Entonces?―insistió Draco una vez más.

―Me voy porque tengo que irme.―repuso Killian.―Y no olvides lo que hablamos, Malfoy. Los veo la otra semana, enviaré una carta.

Sin más por esperar, tomó a Orion en brazos y se colocó una capa invisible sobre él, para seguido de eso salir de la sala.

―¿De qué me perdí?―bostezó Blaise, a lo que Hayley rió.

―Dominé el Cofringo.―respondió Hayley con una sonrisa.

―Es impresionante que no hayas despertado.―habló Theo con el entrecejo fruncido.―Por poco explota toda la maldita sala.

―¡Eso no es cierto!―repuso Hayley, luego echó un vistazo a la habitación.―Bueno, tal vez un poco.

―Ya casi es hora de la cena.―informó Zabini, echándole una mirada a su reloj.―Vamos, Theodore.

Blaise arrastró a un malhumorado Theo Nott hasta el Gran Comedor para la tranquilidad de Draco, quien cerró sus ojos un momento para concentrarse, y entonces así, la sala dejó de tener esos cómodos sofás y aquellos artículos para practicar defensa para que se materializara el lugar al que estaba acostumbrado a ir, con muebles viejos y llenos de polvo, entre ellos el armario evanescente.

―¿Todo en orden?―preguntó Draco, alzando una ceja hacia Hayley, quien seguía en el piso. Ella asintió de inmediato.

―Sí, solo... cada vez que veo a Orion es como ver a Sirius una vez más.―sonrió con nostalgia.

―Hay algo más.―notó el platinado.

―Bueno, yo...―hizo una mueca.―Es extraño. Cuando vi a Orion la primera vez, sentí como si fuera una conexión.―suspiró.―Como si... él estuviera ahí.

―¿A qué quieres llegar?―inquirió Draco.

―Yo, uhm.... solo necesito.... ¡Expecto Patronum!

Y un gran perro de humo plateado salió disparado de la punta de su varita.

Y un gran perro de humo plateado salió disparado de la punta de su varita

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𝒕𝒉𝒐𝒖𝒈𝒉𝒕𝒔, draco malfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora