La residencia del pintor.

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𝐶𝑎𝑝𝑖̨𝑡𝑢𝑙𝑜 0.

𝐼𝑛𝑡𝑟𝑜𝑑𝑢𝑐𝑐𝑖𝑜́𝑛.

𝐿𝑎 𝑟𝑒𝑠𝑖𝑑𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎 𝑑𝑒𝑙 𝑝𝑖𝑛𝑡𝑜𝑟.

Wang YiBo observó el reloj en su muñeca, aún faltaban quince minutos para que la reunión terminara y la voz del trabajador que exponía un PowerPoint no ayuda en absoluto con su aburrimiento.

Movió varios de los papeles con los puntos que se estaban dando en la presentación del próximo proyecto. Consistía en dar clases prácticas a un total de diez alumnos de universidades de arte cercanas a su empresa, sin embargo había bastantes fallas en los papeles que el joven YiBo tenía delante.

— Suficiente —habló con potente voz—. Mi secretaria os notificará mi decisión en unos días. Deja una copia de la presentación en administración para poder volver a revisarla luego.

La sala se vació rápidamente tras sus palabras, algunos se despedían cortésmente y otros salían corriendo temiendo cometer algún error ante el jefe; YiBo cayó en su silla, cubriendo sus ojos con uno de sus brazos. El negro del traje bloqueaba por completo la luz solar y lo invitaba a dormir, tentándolo seriamente a irse temprano a casa.

El silencio no duró mucho dentro de la sala de reuniones pues la puerta se abrió con fuerza, golpeando la pared y rebotando, provocando un fuerte estruendo que hizo sobresaltar al pelinegro. Quitando su brazo de su campo de visión, pudo ver de quién se trataba.

Song JiYang se alzaba frente a él con una sonrisa divertida en el rostro. Una camisa blanca se ceñía a su delgada figura, con los dos primeros botones de ésta sueltos y su cabello despeinado lo hacía lucir bastante juvenil y vivaz.

— ¿No eras tú el que decía que no debía dormir en el trabajo? —replicó con fingida molestia.

— También te dije que debías lucir decente en la empresa y mírate ahí. ¿Te tragó un tornado?

Un resoplido escapó de los labios de JiYang, seguido de una amplia sonrisa.

— Adivina quién es el mejor vicepresidente que puedes tener.

YiBo lo miró de arriba a abajo con una ceja alzada, burlón.

— Definitivamente tú no —Song JiYang rodó los ojos antes de lanzarle la carpeta que llevaba en las manos—. ¿Qué es esto?

— La propiedad del pintor coreano Kim TaeHwan —explicó el castaño—. Tras su muerte lo único que no pudieron conseguir los museos fue esta casa al estar situada aquí, las autoridades tampoco permitieron que nadie entrara en ella. Tal y como el señor Kim había indicado: a menos que la casa fuera vendida, no se le permitiría a nadie entrar en ella.

— ¿Y qué quieres que haga con ella?

— Ir a verla, la he comprado para tí.

Wang YiBo tosió tras atragantarse con su propia saliva, observó a su amigo que estaba riéndose de su reacción. Sus ojos estaban abiertos de par en par.

— Mentira.

JiYang rodó los ojos nuevamente.

— Abre la carpeta, está todo a mi nombre.

El pelinegro se tensó antes de girarse para darle una mirada llena de recelo.

— ¿Qué quieres a cambio? —un suspiro se escuchó dentro de la habitación.

— Vacaciones. Tres semanas.

— Dos semanas.

— Dos semanas y seis días.

The painting ➪ yizhanWhere stories live. Discover now