No se cuantas veces me habrán dicho lo fuerte que parezco. Soy como una casita de madera muy muy alta, la casa la pintaron para que pareciera metal, pero los palos de madera si los soplas se caen. Me traiciona el alma y le ayuda el corazon. Ya no se que pensar, solo pienso en pegarme un tiro. Es inevitable, va a pasar y lo preveo. Joder tio, puta adiccion. Me miro al espejo y digo: "¿Donde coño estas?". Ya no se quien soy. Ni porque estoy aqui. Otra calada. Respiro. Abro el cajon, lo miro fijamente. Me mira, me desea, le deseo. ¿Que hago? ¿Lo cojo? No, mejor será pensar y esperar. Otra calada mas, mas larga, mas intensa. Sabe mal, pero me relaja. Esta mierda me esta matando, aunque bueno que mas da, ya estoy muerta. Intento relajarme, pero no lo consigo. Se acaba el cigarro. Y me enciendo otro. Joder porque me duele tanto. Unas aspirinas no servirían para calmar ese dolor. Vuelvo a abrir el cajon. Lo saco lentamente y lo observo, la muerte en su estado mas elegante. Vestido de metal, y en el reflejado mi cara. Dios, como odio a la persona que hay reflejada en la cuchilla. La mataria. Me mataria. La cuchilla en una mano, y el cigarro en la otra. Extasis. Momento cumbre en el que sientes la satisfacción de que por fin has echo algo bien. Para ti, y para los demas.