Siempre diciembre

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Disclaimer: Harry Potter y sus personajes son de J. K. Rowling. No gano un carajo escribiendo esto, qué bueno fuera que me pagaran por redactar historias gays alv. La enfermedad ficticia conocida como hanahaki disease fue desarrollada por Naoko Matsuma y, respetando la patente, no se obtiene ningún beneficio monetario.

Advertencias: posible OOC, slash/yaoi/BL, semi-AU, soulmate-verse, omegaverse Alfa!Tom-Omega!Harry. Harto fluff.

Notas: dedicado a G. Mauvaise, por su cumpleaños. G. siempre te querré :).

Siempre diciembre

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I. Todos se creen fuertes hasta que tienen que enfrentar a la muerte.

Harry no era un bebé llorón. Lily Potter estaba más que feliz de anunciar que su primogénito era uno de los niños más tranquilos que conocía. James, con justa razón, se consideraba un padre afortunado, él no tenía que levantarse a las tres de la mañana para calmar a su hijo y darle de comer o reconfortarlo con canciones de cuna desafinadas.

El matrimonio Potter se consideraba dichoso. El dinero no les faltaba, tenían un par de buenos amigos, trabajos que disfrutaban, una casa propia y un futuro prometedor. ¿Qué más daba que la persona que gobernaba el mundo mágico fuera, según James, un imbécil racista? Lily rara vez sufría de críticas gracias a su apellido de casada, su belleza y su inteligencia.

Hacía tiempo que a James no le importaba el ambiente político del mundo mágico. Con la muerte de Dumbledore a manos del Señor Oscuro, el lado de la luz perdió todas sus esperanzas. Lily se conformaba con las misericordias de la vida, la "pureza" de su esposo la había salvado a ella y salvaría a su hijo que crecería con un apellido inmaculado. Quizá, si Harry no hubiera llegado a sus vidas, estarían tentados a encabezar y planear conspiraciones políticas y un golpe de estado.

Pero... Harry. Su dulce Harry. Él no podía quedarse solo en caso de que les pasara algo ni tendría que sufrir por los pecados de sus padres. Su amor por su hijo, por su familia, por lo que tenían era más fuerte que su cariño por el prójimo. He ahí el egoísmo y el amor hacia uno mismo y hacia la sangre.

La familia Potter pasó desapercibida durante un buen tiempo, siendo mencionada por aquí y por allá como gente decente y agradable.

Luego, la profecía.

Llegó de golpe, así cómo llega la lluvia en el centro de Londres o la nieve durante el invierno. No sintió la necesidad de ser anunciada ni recibida con los brazos abiertos. Un día, una noche, una mañana, ¿qué más daba la hora?, una vidente de poca monta proclamó que un niño nacido a finales del séptimo mes tendría un poder que el Señor Oscuro no conocía y que uno de los dos tendría que morir para que el otro viviera. Hubo más, mucho más, proclamado por la bruja que emitió la profecía pero pocos sabían lo que decía completamente.

Severus Snape fue el culpable de que la noticia se esparciera como pólvora. Lord Voldemort se enteró de la situación en cuestión de horas y ordenó silencio ante la inesperada situación. Nadie desobedeció.

Pasaron meses antes de que Lily y James recibieran la visita del tan odiado y amado Señor Oscuro.

II. Ciertamente era un rey porque se gobernaba a sí mismo.

Nacer como alfa era una ventaja invaluable. En una sociedad arcaica como el mundo mágico, la idea de que un alfa era superior a un beta u omega prevalecía. Se consideraba que los alfas eran más fuertes, más inteligentes, más preparados para todo.

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