Viernes 02 de enero del 2015
Ho-ola, pringaditos. Aquí su líder suprema reportándose oficialmente agotada. Ha sido demasiado para un día.
A ver, empezó como un día normal y aburrido. Leí Homestuck, escuche algo de música y "fumé" unos barquillos con relleno de chocolate.
El día pareció mejorar cuando me inscribieron en clases de dibujo y pintura. Luego a mi padre se le ocurrió ir al Parque de las Aguas.
Fuimos y todo estaba genial, todo tranquilo, todo suave. Vimos algunas piletas, pasamos por un túnel formado por chorros de agua, etc, etc.
Las cosas se complicaron cuando quise entrar en "El Laberinto de Ensueño", que es una plataforma donde aparecen salvajemente chorros de agua cuando menos te lo esperas y se supone que debes llegar al centro y volver sin mojarte. Así que entré.
- Ya, dame tus lentes. Te espero aquí - dijo mi madre
Entonces ahí estaba yo, abriéndome paso entre la multitud de mortales mutos sin facción ¿Y qué creen? Llegué al centro sin mojarme [Please, poderes de Poseidón. Es el encanto del mar (? XD] Pero de regreso me empapé de pies a cabeza [Tuve que mojarme a propósito para que no sospecharan (? Ok no].
Entonces al salir no encontré a mi mamá. Me preocuope.
'A ver, Dáneri, piensa ¿Dónde dijo que esperaría? Okay, ya. No te acuerdas. ¿La ves por algún lado? No veo ni mi*rda. Ella se quedó con mis lentes. Mmm... okay ¿Y si la llamas? ¡Oh, jolines! Le deje mi celular.'
Entonces estuve deambulando alrededor del puñetero laberinto de klunk, haciendo esfuerzos sobre humanos para tratar de ver algo que no sea un borrón de personas.
- ¡Dáneri! -escuché la voz de mi padre.
Os juró que en ese momento fue como si los ángeles cantaran una dulce y angelical melodia en mis oídos. Ya me había resignado a ser vagabunda y ganar algo de dinero cantando The hanging tree.
Bueno, después de todo ese rollo tuve que ir a los vetidores a cambiarme ¡Querido Señor Dios y bebé Jesús en el pesebre! Era una pocilga. El lugar apesataba a queso podrido metido dentro de calcetines de gimnasia sudados por Equius y sumergidos en agua de alcantarilla.
Había un niñito de unos 5 años esperando a su madre, quejándose del hedor y que prefería ir al baño de hombres.
- ¡Ya! ¡Me voy al baño de hombres!
- ¡Qué te esperes! -vociferaba la madre enojada
El chaval me hacía muecas raras y no puede evitar reírme y pensar que era un pequeño rebelde. O al menos tenía el potencial.
Después de cambiarme salí como alma que lleva el diablo y me reuní con mis padres y Ruperto.
Estábamos caminando sin rumbo alguno hasta que vimos un puesto de comida y pedimos unas salchipapas.
Nos estafaron. Nunca en mi vida había comido nada tan podridamente vomitivo. Y para colmo la "chicha" sabía a mazamorra. FTW!! [Fuck the What!!, problem?] Me dieron ganas de extirparme el sistema digestivo y lanzárserlo a los tipos con uniforme que nos atendieron.
Y bueno, mi mamá "accidentalmente" dejo caer el plato y todo el piso terminó lleno de comida. Realmente fue un accidente pero me gusta pensar que es nuestra manera de expresar nuestra opinión sobre la comida que sirven ahí y lo mucho que nos desagradó.
De modo que, esta salida tuvo pros y contras. Más contras que pros, pero hay que ver el lado positivo del chingado asunto. De todos modos, tampoco es como si tuviera el control total sobre mi vida.
Así que ¿qué aprendimos hoy?
1° Si son miopes y es de noche, nunca dejen su celular y sus lentes.
2° No vayan a los baños públicos. Cámbiense en el auto.
3° No se fien de uniformados en un puesto de comida que encuentran a la vuelta de la esquina.
4° Si asesinan a alguien asegúrense bien de ocultar el cuerpo y no dejar evidencias.
Y este fue el capítulo del día, pastelitos de crema. Espero que se diviertan con mis pintorescas experiencias por así decirlo.
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Bitácora de una pringada
De Todo¿No tienes amigos?¿No tienes vida social?¿Eres un forever alone que busca sentirse mejor consigo mismo? Entonces esta es la historia ideal para ti. Relata la triste, monótona y patética vida de una niñata adicta al chocolate y obsesionada con los li...