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Gracias al cielo el profesor Doyoung no había asistido a clases, dándole a nuestro protagonista tres clases libres seguidas. JaeMin agradecía de todo corazón a todas las deidades del mundo por el milagro.
— ¡Te lo juro JiSung! Sus mensajes son demasiado, Iugh.— JaeMin hizo una mueca de desagrado enseñándole la pantalla del celular a su amigo.
— No deberías de decir eso, RenJun es algo tierno.— Negó dándole una mirada desaprobatoria al pelirosa.— Tan solo míralo.— señaló la ventana.
En la cancha de fútbol se encontraba el grupo de su hermano teniendo una clase normal de deportes.
— ¿Y que tengo que ver?— Preguntó con duda.
— Mira a RenJun.— Señaló su amigo a una pequeña figura que se encontraba corriendo de lado a lado con una gran sonrisa en el rostro.
A lo lejos RenJun se miraba como una pequeña masita, la playera de deportes le quedaba algo grande haciéndolo ver más pequeñito de lo normal.
Las mejillas de JaeMin se encendieron.
— ¿Solo era eso? No es la gran cosa.— Comentó nervioso dándole la espalda a la escena del pequeño chino.
— Dile eso a tus mejillas sonrojadas.
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