Tarde de domingo.

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                Con el paso de los días el gran peso que había sentido por gran tiempo se iba aligerando con las constantes reuniones con la organización de la salud, a la cual iba a ver más por insistencia de la italiana que por voluntad propia, pero que en contra de su voluntad debía de admitir que tan mal no le hacían, al menos ya podía estar tranquila sin la presencia constante de la italiana o de la venezolana, tanto así que no le puso tan ansiosa cuando la italiana tuvo que irse de viaje por unos días, aunque eso no quitó que ni bien se vería sola unos días llamase a la tricolor y al peruano para que le hicieran compañía

               En lo que el peruano se estaba dando una ducha después de haber estado jugando a la pelota con las dos latinas, Argentina y Venezuela se habían dedicado a tomar algo durante la espera habiendo terminado por llevar el equipo de mate al patio donde el sol les daba en la cara y la fresca brisa hacían agradable la mañana de domingo

-- Niña – llamó la atención de la argentina la venezolana, Argentina solo dio un corto movimiento de cabeza en señal de que estaba escuchándola -- ¿Cómo estás? – preguntó la menor haciendo a la más alta arrugar la nariz con extrañeza por la pregunta

-- Bien ¿Por qué? – preguntó de regreso con extrañeza sin saber a qué venía la pregunta tan venida de la nada que hizo a Venezuela soltar un suspiro antes de darle el ultimo sorbo al mate antes de devolverlo

-- Hace mucho no hablamos de lo que pasó con USA y como estas con el tema – agregó la tricolor bajo la atenta mirada celeste de la argentina que con tranquilidad pasaba a cebarse un mate a ella misma mientras parecía meditar la pregunta con toda la calma del mundo

-- Sí, estoy bien – respondió con calma antes de darle un sorbo a la amarga bebida pudiendo ver por el rabillo del ojo como Venezuela tensaba la mandíbula sin estar conforme con la respuesta, o sea si le parecía genial que estuviera bien con el tema, pero algo de aquella tranquilidad tan atípica y a la vez tan común en la mayor no le agradaba -- ¿Pasa algo? – le preguntó a la tricolor

-- ¿Usted aun lo quiere? – preguntó a secas la tricolor viendo como la cara completamente apacible de la bicolor se trasformaba en una mueca de que difícilmente pudo encasillar en una sola emoción

-- No. ¿Qué te pasa? – preguntó Argentina esta vez ya ofendida por lo que sintió fue una acusación más que una pregunta por parte de su amiga

-- No nada, no me haga caso – respondió la tricolor pasando a dejar el tema de lado cosa que a la bicolor no le hizo mucha gracia

-- Ahora decime. – insistió la argentina extendiendo un mate hacia la venezolana que lo tomó sin decir nada

-- No me haga caso Niña – dijo dispuesta a dejar el tema para otro día. Argentina resopló y prefirió no pelear quedando ambas en silencio después de eso

-- Chicas, deberíamos ir a comprar las cosas para el almuerzo antes de que cierren – interrumpió el peruano el tenso silencio que se había instalado entre ambas mujeres -- ¿Qué pasó? -- indagó extrañado con el tenso silencio que se había instalado entre ambas mujeres

-- Nada / Nada – fue la respuesta al unísono de ambas mujeres pasando su mirada hacia el peruano y luego una mirada furtiva entre ambas

-- Bueno... -- Perú miró el lugar en busca de algo que le ayudase a irse de esa situación incómoda -- ¿Vamos a comprar o no? -- preguntó dando un ademan con su cuerpo en dirección de la puerta para poder irse de ahí 

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           Después de un tenso silencio las aguas tensas entre las dos sudamericanas se calmaron un poco y para alegría del peruano no se vio envuelto en una pelea interminable entre las dos mujeres, de las cuales no sabía cuál tenía por carácter y que tampoco quería averiguar en ese momento ni querría descubrir nunca

           Una vez fuera de la casa y pasado el amargo momento las dos latinas se hablaban como si nada, incluso iban con los brazos entrelazados hablando de cosas sin sentido junto al peruano que se encargaba de buscar las cosas que usaría para cocinar el almuerzo terminando por cambiar el menú a mitad del asunto pues sus amigas no parecían comer lo mismo que él ni entre ellas, así que harto y resignado a que se cocinaría cada uno lo que quería el peruano delegó la tarea a ambas mujeres

             Una vez con las compras hechas y después de haber pagado los latinos emprendían la vuelta a la casa de la argentina entre conversaciones sin sentido hasta que la bicolor recordó algo y pidiendo permiso al par de latinos fue a buscar algo, insistente en que iría sola y que no tardaría mucho, volvió después de unos minutos con aparentemente las manos vacías

--¿Qué compraste? – preguntó el peruano al verla con las manos vacías

-- No había lo que buscaba, lo compro mañana de ultima -- mintió con calma y los otros dos latinos no insistieron en el tema así que siguieron con la conversación con total normalidad de vuelta a la casa, con la diferencia de que esta vez la bicolor iba sobre la espalda de la venezolana ajenas ambas a lo que pasaba a su alrededor

-- Hi Perú -- escucharon los tres latinos y el nombrado paró en seco deteniendo el andar de la tricolor que no había llegado a doblar la esquina como el peruano

-- Gringo ¿Cómo estás? – preguntó el peruano sin mucha gracia hacia la presunta amabilidad del norteamericano

-- I'm fine... -- respondió el de franjas terminando por formarse un incómodo silencio luego -- Well... Have you seen Argentina these days? (¿Has visto a Argentina estos días?) -- preguntó el más alto

-- No. Con permiso. – respondió seco el peruano antes de darle la espalda al yanqui para ir por sobre sus pasos

-- Perú, si ves a Argie dile que la extraño y que de verdad lamento mucho el cómo se dieron las cosas – detuvo el caminar del peruano, el cual solo miró por sobre su hombro al norteamericano con mala cara antes de volver por donde venia

-- ¿Escucharon eso? -- preguntó el peruano llegando a donde el par de mujeres que por lo visto habían escuchado toda la conversación por la cara de disgusto que tenía la venezolana y la mirada perdida que tenía la argentina

-- Ese cabrón, aparta, le voy a romper la cara – comentó indignada la venezolana que ya se la veía amarrarse el cabello en un rodete desprolijo

-- Venezuela, a casa. – dijo la bicolor con firmeza agarrando la mano de la tricolor y jalándola en dirección contraria a donde se había ido el estadounidense 

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Holis, bueno vuelvo a hacer acto de presencia ah 

Aqui tamos, qsy, esto es para dar pie a lo que siguep 

Bueno cosas de la vida 

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Besos, besitos, besotes 

VAIIIIIIIIIIIIIII

Escapar [CH Argentina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora