Flores II

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Al despertarme quise jurar que todo fue fruto de un sueño profundo, y lo podría haber hecho de no ser por mis harapos mojados. Seguía en ese vestido azul húmedo al igual que mi cuerpo, pero había despertado sobre el banco de un parque cercano a mi casa. No sé si entendía todo, pero había algo que trataba de atar cabos en mi cabeza. Todavía sentía la mirada pacífica del cielo, las flores creciendo bajo mis pies y la arena que intentaba matarme.

Sentía tanto que creí estar muerta, tal vez la lluvia era mi bienvenida al paraíso luego de haber muerto sola en un desierto desconocido. Pero no lo estaba, podría haber estado débil, confusa y paranoica, pero, a pesar de eso, también estaba más viva que nunca.

Bajo la tormenta creí que esta solo venía a causar problemas, pero me había limpiado. Estaba renovada, pero los recuerdos de momentos tristes seguían ahí, sanando. Estaba viva y por primera vez eso iba más allá se sentir el pulso en mi muñeca.

La gente me miraba ya que parecía una maniática, pero no me importaba, la danza de cuerpo y alma en mí era indescriptible. Una pobre psicótica bailando en un parque sola, eso era lo que cualquier percibiría. Ahora llovía, pero no tenía miedo. Las personas intentaban refugiarse de las gotas mientras yo danzaba con ellas. En ese momento sentí pena de que se refugien y no puedan observar, como yo, las flores doradas que crecían en el parque.

Lluvia de estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora