Tres.

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Tres.

"Ella cerró la puerta, ella se esconde detrás de un rostro que nadie conoce

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"Ella cerró la puerta, ella se esconde detrás de un rostro que nadie conoce

Ella siente su piel tocar el suelo

Ella quiere pelear

Pero sus ojos están cansados, nadie está a su lado"





Katherine estaba al lado de su padre mientras este daba la bienvenida a la gente que asistía a aquella ceremonia de cada domingo. vestía un impecable vestido de flores largos, pero se seguía sintiendo avergonzada, las personas cuchicheaban entre ellas y las más insensibles la apuntaban y reían llamándola a sus espaldas loca lo suficientemente alto para que ella las escucharas.

Por cosas como esa prefería que la gente creyera que lo hizo ella y no Henry, si el hombre tenia un problema grave aquello podía destruirlo. Nunca entendió porque las personas preferían ver a otras tiradas en el piso para sentirse superior. Katherine sonríe al pequeño hijo de los Colter mientras este corre dentro.

Cuando su padre entra ella también lo hace, caminando a primera fila al lado de su hermana quien guarda su teléfono de mala gana.

- Ahora somos la burla del pueblo- reprende la rubia- así como voy moriré sola al igual que tu

- Josephine

- Si tú no te casas yo no podré hacerlo- suspira- mis amigas se burlan de mi ¿Acaso no puedes pensar en alguien más que en ti misma?

Katherine prefiere callar a las palabras de su hermana, se siente un poco decepcionada de notar que Henry no estaba allí, paso toda la mañana arreglándose para llamar su atención, se sentía como una tonta, ¿Por qué alguien como él se fijaría en ella?, tenía ganas de reírse de ella misma pero no lo hizo por respeto a su padre.

A la mitad del sermón escucha a la gente cuchichear sobre todo en las últimas filas y unos suspiros femeninos, ella se gira viendo que las miradas estaban en Henry el cual estaba en un traje azul que debía costar una fortuna, él le sonríe cuando sus ojos se juntan, mientras su padre intenta seguir con su sermón hasta el final.

Cuando finalmente termina, todos comienzan a abandonar la capilla, la chica va hasta la entrada a una mesa donde están los pasteles, vendiéndolo a los asistentes que no dejaban de reír al verla. Las personas podían ser realmente crueles e hipócritas al mismo tiempo. Trata de hacer oídos sordos mientras da su mejor sonrisa.

- Buenos días, señora Waldorf

- Buenos días, Katherine... no sé qué haces aquí

- ¿A qué se refiere señora?- cuestiona ella con las cejas enarcadas, la anciana siempre fue simpática con ella hasta ese momento

- Hija lo que hiciste- dice una anciana apuntándola acusadoramente- te llevara directo al infierno.

Delicada |Henry CavillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora