Y fue entonces donde la calma llegó de imprevisto...

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"Una luz brillante como la desesperada caía de una estrella, ninguno de los presentes se habían imaginado que ese espectáculo sería el fin de toda su existencia."


Allí se encontraba, sola y desconcertada, realmente no sabía que hacer, puesto que el impacto de lo sucedido había sido tan intenso que no podía procesarlo en ese instante, mejor dicho, aún sus recuerdos se encontraban nublosos y no estaba segura de lo que en realidad había pasado. Dejó reposar su peso, manteniendo sus dos manos  encima de la su espada incrustada en la tierra con fuerza, estaba cansada, la sangre le corría desde la cabeza hasta los pies, el esfuerzo sobre humano de mantenerse aún en pie era una prueba de ello.

Había luchado hasta el cansancio, y aún podría seguir puesto que su causa lo ameritaba, la única razón por la cual había ingresado a ese mundo, por la cual se había mantenido firme y no perdió la esperanza aún con la desventaja que llevaban, era para protegerlo hasta que una vez más re surgiera.

Pues su amado lo era todo para ella, volvería a hacer las mismas acciones en nombre de él, protegería aquello que su amor atesoraba con desesperación, simplemente su mundo se reducía a un azabache sin alma.

Estaba siendo recíproca ante las acciones de su amado en el pasado, Kirito no había doblegado cuando ella había desaparecido y estaba presa en ese mundo virtual adulterado llamado ALO. Pero incluso si esos eventos tan desafortunado del destino no se hubieran dado, Asuna no dudaría en mover cielo y tierra por estar, pelear a lado de las personas que de la misma forma que ella estaban en esa guerra por su causa y por aquello que juró proteger.

Pero entonces tras aquel destello, todo desapareció.

Cuando su espada se movía aún con dificultad, tratando de protegerse de aquellas tres personas que se abalanzaron sobre ella, una luz blanca se hizo presente, pensó que tal vez eran más refuerzos de los enemigos o por el contrario aliados, pero estaba equivocada.

Cuando despertó adolorida nadie estaba a su alrededor, se encontraba en completa soledad. Muy pronto sus sentidos volvieron y entre la confusión, miedo y preocupación hizo el esfuerzo de volver a levantarse e irse a la carroza en donde se encontraba la persona a la que había entregado toda su vida.

Y es que algo se debería recalcar, aquella bella joven, desde que había decidido entrar a ese mundo con una exagerada determinación, a su vez, estaba dispuesta a entregar su vida y alma si con ello protegía aquello que su amado había atesorado y por la que se encontraba en ese estado.

Abrió la puerta con dificultada, esperó encontrarse con Ronye, pero eso no sucedió, solo estaba Kirito en la misma posición en la cual lo había visto la última vez.

Se arrodilló frente a él y dejó caer su cabeza exhausta en el regazo del azabache, cerró los ojos por un instante y dejó de pensar. El estrés por la preocupación en ese momento era lo último que deseaba, su paz fue interrumpida después cuando lo sintió moverse, se dio cuenta que estaba confundido por alguna razón y ¿cómo no estarlo? Si no hace mucho había estado afuera, ella sola, enfrentándose a un montón de jugadores sedientos de sangre.

Lo miró con gesto amable se levantó un poco por un momento y con delicadeza depositó un beso lleno de calidez.

—Todo estará bien. —Le dijo mediante un susurro reconfortante.

Aunque esa afirmación iba dirigida tanto para él como para ella misma.

Tiempo a solas [Kiriasu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora