Inesperado

664 38 37
                                    


Sentí que acababa de cerrar los ojos cuando las insistentes vibraciones del móvil me sacaron de mis sueños. Con un gruñido, alargué la mano hasta llegar al pequeño aparato y ver quién me llamaba. Una fotografía de Maialen guiñando el ojo ocupaba la pantalla, aunque lo primero que observé fue que solo eran las ocho de la mañana. ¿Habría pasado algo para que me llamase tan temprano?

—Buenos días, Mai —saludé somnolienta.

—¡Jujiti! —exclamó—. ¿Habéis hecho una quedada y no me habéis avisado? —bufó haciéndose la indignada.

—¿Quedada? —pregunté extrañada—. A las 8 de la mañana la única quedada a la que asisto es a la de mi almohada.

—¡Pero ahora no, tontiti! —rio—. Supongo que sería la semana pasada, porque salís en la Cuore. 

—¿Qué coño haces leyendo esa basura? —Me sorprendí. Me causaba más curiosidad el hecho de que mi amiga estuviese leyendo eso, que cualquier cosa que hubieran podido sacar de mí en la revista.

—He bajado a desayunar al bar y estaba la revista en la barra, así que, como sales en portada me he visto en la obligación de echarle un ojito —comentó.

—¿En portada? —cuestioné sorprendida, pues no había hecho nada relevante en las últimas semanas.

—Huguiti y tu —afirmó—. Hay fotos sentados en una terraza y también caminando con bolsas en las manos —describió—. ¿Quedásteis con alguien más?

—Vaya, no nos dimos cuenta de que había fotógrafos —Me mordí el labio—. Y no, no quedamos con nadie más.

—Pues me podríais haber llamado, que yo también estaba por Barcelona —dijo haciendo un puchero.

—Lo siento, Mais, te juro que no nos acordamos que estabas aquí —Me disculpé sinceramente—. Además, podrías haberte quedado en mi casa, sabes que no necesitas pagarte un hotel.

—No te preocupes, no estoy enfadada —soltó una risilla—. En verdad solo quería que supieras que os habían estado siguiendo, por si acaso —finalizó enigmática.

Tras unos minutos más de conversación, quedamos en vernos lo más pronto posible. Maialen tenía razón, con lo que muchos compañeros de edición habíamos sido, hacía muchísimo que no pasábamos tiempo juntos.

Volví a dejar el móvil en la mesilla y me estiré, para después darme la vuelta y acurrucarme contra la espalda de mi compañero, el cual seguía durmiendo como un tronco a pesar del rato que llevaba hablando por teléfono.

Sentía que el cuerpo me pesaba, llevaba días de trabajo interminable, ya que con la salida inminente de mi nuevo disco, había muchísimas cosas que ultimar. Quería volver a dormirme, caer en la inconsciencia un rato más para aprovechar el único día en mucho tiempo que tenía toda la mañana y media tarde libres. Pero las palabras de Mai no paraban de resonar en mi cabeza. Os han estado siguiendo. ¿Durante cuánto tiempo? ¿Por qué no nos habíamos dado cuenta? Fue entonces cuando caí en que Maialen no me había explicado qué se decía de nosotros en la revista.

Me volví a incorporar y me dispuse a buscar la revista en el móvil. La portada no era gran cosa, salíamos Hugo y yo caminando por Barcelona con bolsas de unas tiendas donde nos habíamos comprado ropa. Llevábamos los dos gafas de sol y mirábamos al frente. Hugo tenía la boca abierta como si estuviese explicándome algo, lo cual era totalmente plausible, ya que yo me encontraba riendo. Para mi completa sorpresa, el titular era del todo inocente: La amistad de OT que el tiempo no ha conseguido romper. En eso tenían razón, no se lo iba a negar. A pesar de haber perdido el contacto con tantos compañeros, Hugo y yo siempre habíamos encontrado el camino de vuelta a nosotros.

InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora