Incomodidad a las 10:00

10 3 2
                                    

Sigo ojeando las páginas hasta que me canso, sacando mis apuntes de dibujo y empezando a hacer algún que otro garabato con mi lápiz sobre el papel, dejando así que lo que parecen ser siluetas o sombras sin sentido, den lugar a dibujos que realmente me gustan y que a veces te atrapan con solo poner la vista en ellos.

No me percato en un principio de la mirada perdida de aquella chica a tan solo unos metros de mí, simplemente sigo dibujando y rellenando sombras hasta aburrirme de nuevo y empezar a escribir frases. Algunas pareciendo principios de poesías, versos sueltos o simplemente frases que llegaban a convertirse en una historia imaginaria de mi vida o de algún personaje ficticio.

Siento una voz hablarme, con un tono de voz muy bajo, así que levanto mi cabeza de lo que estaba haciendo mirando a la chica en cuestión. Me habla con un tono de voz muy bajo y sintiendo que está luchando consigo misma y su timidez par hablarme, la chica se acerca a mi mesa:

—P-perdona... Esto... Emm... ¿P-puedo sentarme?... ¿Están ocupados estos sitios?...

Haciendo memoria me doy cuenta de que es la chica de esta mañana, el mismo tono bicolor y la misma forma de no mirarme, creo que ni una sola vez en este día de locos he conseguido ver su cara por un segundo y me sorprende bastante que me pida algo como sentarse conmigo.

Baja la cabeza intentando hablar en un tono alto pero lo único que se escucha es un susurro, en el que me esfuerzo por escuchar. La verdad es que deberían a verme concedido la habilidad de escuchar muy bien, aunque eso es más cosas de hombres lobo.

No sabía porque se había decidido a querer sentarse conmigo, pero al percatarme que no había sitios libres en la cafetería, excepto dos mesas casi vacías en la cual una de ellas era, lo entendí en parte.

No sabía tampoco porque había escogido mi mesa, pero tampoco soy un mal educado con las personas, a ella se le notaba que no era muy sociable tampoco así que recojo un poco mis cuadernos esparcidos por toda la mesa y le dejo espacio en ella para que pueda sentarse.

—Siéntate anda

Además podría ser una buena presa para luego. No me mal interpretéis, llevo semanas sin comer, y aunque lucho contra mis impulsos de vampiro, porque odio cada parte de mi ser, es inevitable que beba. Los vampiros no morimos si no bebemos, pero las secuelas y daños que nos produce eso es peor que las quemaduras del mismísimo sol.

Vuelvo a bajar la cabeza a lo que estaba escribiendo en un papel suelto, más bien era un poema del mayor sentimiento que puedo sentir en el ambiente a mi alrededor. Ansiedad.

A penas unos segundos tarda en aparecer mi hermano, bueno, hermanastro, Hoseok, mi padre y su madre se casaron, pero aquí estamos ahora, solos y viviendo en una mansión, la buena vida, ¿no?. Se sienta al otro de mis lados mirándome por un tipo y termino por alzar la cabeza para mirarle.

—Me miras tanto porque me veo guapo ¿eh? —dije arqueando una ceja despegando mi mirada de lo que escribía y mirando a Hoseok.

Lo dicho ni con mi hermanastro era muy sociable, no nos tratamos mal pero no tengo lo que se dice una confianza plena en él, para que después a mis espaldas dijera algo a sus estupendos amigos. Porque sí, la gente es así de hipócrita y se creen que no sé lo que dicen de mí.

Sonríe sin mostrar sus dientes y cierra mis ojos unos momentos mientras asiente, ni siquiera presta atención a la chica que está justo a mi lado. Vuelve a poner mi cabeza recta y suspira en un hilo de aire.

—¿Cómo lo supiste, ah? —dice imitando mi acción. Soba su nariz para luego seguir observando lo que estaba escribiendo—. ¿Volveremos juntos a casa? ¿O tampoco quieres pasar veinte minutos conmigo?

Lo miro de arriba abajo con una expresión en mi rostro que roza lo absurdo y sigo escribiendo ignorando por completo su pregunta. No me apetecía, igual que tampoco lo había esperado para venir a la universidad. Yo tenía que ser su hermanastro pequeño,¿ no podría a ver sido al revés? ¿o tener un hermano que me ignorara? Incluso en había momentos en los que se me olvidaba por completo que tenía un hermano mayor, a medias.

Lo hago esperar cerca de cinco minutos mientras escribo lo primero que se me viene a la cabeza, o lo que mi hermanastro me produce en esos momentos bajo su atenta mirada que me pone nervioso.

—Si no me queda de otra y puedes seguir mi ritmo —digo con un suspiro.

Mi hermano al fin se fija en la chica a mi lado y la mira con cierto asco, para después apoyar el codo sobre la mesa y su mejilla en su mano, poniendo la cara más ñoña que he visto nunca, a la vez que pervertida. Conociéndolo y viendo su cara, sé que va a preguntar y mis temores se confirman.

—¿Y ella quién es? ¿Tu novia?~ —tapa su boca riéndose como habiendo contado el mejor chiste del mundo, para después ponerse serio.

Necesito que alguien me ayude a entender los cambios de humor en mi queridísimo hermano mayor. Cambia más de humor y de personalidad que de calzoncillos en una semana.

Lo fulmino, literalmente, con la mirada, aunque se pusiera serio, sabia como era y se estaba aguantando las ganas de reír por mera ignorancia de la situación y por lo estúpido que pude llegar a ser a veces.

—No, no tenía donde sentarse y se ha sentado conmigo —respondo sin ningún remordimiento a que ella me escuchara—. ¿Cuando has visto que yo tenga novia? —le pregunto sarcástico.

Al escuchar mi último comentario, el cual era la pura verdad, se echa a reír y sus siguientes palabras me parecieron repulsivas en todo el sentido de la palabra. Si yo hubiera sido la chica hubiera salido corriendo en el mismo instante en el que hubiera visto a Hoseok sentarse junto a nosotros.

—Me parece bastante estúpido que habiendo sitios vacíos tengas que sentarse contigo. Pero bueno, puedes aprovechar y tirarte a alguna chica. ¿Por qué no pruebas? Es divertido~

Con esas palabras de absoluto imbécil empieza a mirar a la chica con una sonrisa en los labios que dan ganas de vomitar.

—Antes de que llegarás no había, señor espanto a todos —le digo mientras guardo mis cosas—. Siento no ser un tiracañas como tú, como ya te dije hasta la saciedad. No quiero relaciones, ni líos en este momento de mi vida

Entrecierro mis ojos y vuelvo a fulminarlo con la mirada. Yo ya tengo hambre, en ese momento, me cuelgo la mochila al hombro y me levanto del sitio sin ni siquiera despedirme de ninguno de los dos, bueno, más bien de la chica.

—Cuando quieras rabo puedes llamarme linda~ —le escucho decir mientras relame sus labios mirando su cuello. Niega suavemente y termina por seguirme—. ¿Dónde se supone que vas ahora, eh? No tienes asentamiento en ningún lado, es molesto~ —dijo quejándose como un niño pequeño, de verdad que me pregunto de que agujero lo sacaron al nacer.

Gota de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora