Capítulo 2

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Ese lunes transcurrió con normalidad a pesar de que bueno, era lunes. Le entregué mi información a la profesora, quien simplemente me dedicó una sonrisa satisfecha por mi participación.


Las clases transcurrieron sin problemas hasta que llegó mi hora de volver a casa, comer e irme a mi entrenamiento de voleibol. Y por si os pica la curiosidad sobre como es, básicamente es un conjunto de adolescentes que van allí a pasar el rato con sus amiguitas mientras que una o dos jugadoras quieren intentar entrenar.


Me considero buena jugadora aunque tenga mis puntos débiles que en mi caso sería el bloqueo, ya que mí altura no es mucha, mido 1,64 y estoy bien con eso. Aun así, tengo un saque potente y soy buena atacando y defendiendo. Juego de punta o atacante, como quieran llamarle. Por desgracia, hay dos chicas más en esta posición, así que tengo que luchar para poder jugar pues, pese a que no son malas jugadoras, tienen el ego demasiado elevado y se creen las mejores del mundo mundial.


Pero bueno, a lo que iba, esa semana transcurrió con total tranquilidad y por fin llegó mi ansiado viernes y la clase de cultura.


—Muy buenas tardes a todos chicos, antes de empezar me gustaría anunciar que el plazo de inscripción para el proyecto de correspondencia terminó ayer. De esta clase, para mi desgracia, solo se ha apuntado una persona pero parece ser que en las demás clases ha tenido más éxito  consiguiendo así llenar  las 10 plazas. —

Mientras hablaba, se aproximó a mi mesa y me entregó un sobre con mi nombre en él.

Como siempre, se escucharon exclamaciones de burla y yo me encogí un poco en mi asiento al verme observada por la clase.


—Que sepáis que todo en esta vida es positivo en algo y no hay que dejar escapar la posibilidad de aprender nuevas cosas... — El discurso de la maestra se vio interrumpido por una voz que sobresalió del fondo de la clase.

—¿Y para que nos va a servir hablar con un tío que está en el culo del mundo y que ni siquiera nos entiende? Además, ¿por carta profesora, enserio? ¿Qué estamos en el siglo XVIII ahora? — Dijo uno de los chicos de la clase con su postura de indiferencia y el sarcasmo en su voz.

—Obviamente querido estudiante, no esperaba que alguien de tu inteligencia pudiese comprender la magia de las cartas y mucho menos apreciar el arte de aprender cosas nuevas por voluntad propia. Y ahora si me disculpa le pediré que, si tiene algo útil que aportar a la clase, levante la mano para la próxima vez porque con ese gesto nos deja prepararnos mentalmente para la estupidez que posiblemente vaya a soltar por su boca. Ahora cállese y abra el libro, la clase ha empezado. —


Tras algunas risas ahogadas y el sonido de las páginas pasar, el silencio volvió a reinar en la clase y solo era roto por la maestra ejerciendo su profesión. La clase transcurrió con normalidad, aunque yo tenía la sensación de que ese sobre me quemaba en la mochila y estaba deseando llegar a casa para abrir ese sobre y resolver la duda que me carcomía la cabeza.


Finalmente, el timbre sonó y creo que nunca me había alegrado tanto de escuchar ese sonido. Me apresuré a recoger las cosas e ir hacia el autobús de vuelta a casa. El viaje de camino a casa se me hizo eterno, y prácticamente devoré la comida sin apenas calentarla. Ni siquiera me molesté en esperar a mis hermanos para comer juntos como usualmente hacíamos.


Finalmente me senté en mi cama, en compañía de mis dos gatos, y abrí ese sobre.

En su interior encontré un papel que ponía:


Querida alumna:

Se le informa de que ha sido aceptada con éxito al proyecto "Por correspondencia". Le recordamos que la primera carta deberá ser enviada por su alumno japonés escogido.

Esperemos que disfrute de la experiencia de este proyecto.

Su compañero por correspondencia es Hinata Shoyo.

Atentamente, su centro educativo.

Amigos por correspondenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora