EL REGALO ESPERADO

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No podía creer que por una tontería Iruka se hubiera molestado, la verdad que no le encontraba sentido. ¿Tanto importaba un cumpleaños?, total, es símbolo de que cada vez te quedan menos años de vida. ¿Tanto drama por haberse olvidado? . La verdad que que el peliplateado no le encontraba sentido a ese enojo. Se le hacía irracional el hacer un berrinche por ello. 

Caminaba a pasos cortos y un poco ido por la Konoha sin tener un destino fijo. Solo vagaba por ahí, con las manos en sus bolsillos y con la cabeza ligeramente inclinada mirando el cielo anaranjado. Poco a poco la noche iba a caer y él seguía dando vueltas desde hace ya rato.

Vale, okey, decir que un cumpleaños no era lo más importante de la vida puede que haya sido un poco cruel, considerando lo sensible que podía llegar a ser el castaño que tenía como pareja; sin embargo, opinaba que era una realidad, no hallaba la razón del por qué celebrarlo. Adicional a eso, por más que quizás (y recalca el "quizás") sea una de esas personas que festejan dicha estupidez, para el mayor le era imposible acordarse de fechas, era casi improbable que se acuerde un acontecimiento por sí mismo, para ello tenía Iruka. Su novio debía saber bien que no se iba acordar de su cumpleaños, así que no tenía que haber reaccionado de esa manera por ello.

"Vaya ridiculez" se repetía mentalmente Kakashi cuando volvía a pensar en toda esta idiotez, realmente le tenía estresado.

Pero su fastidio no acaba allí, además de ser echado de su propia casa como si se tratara de una basura, estaba más que seguro que el castaño esperaba una disculpa de su parte, cuando este afirmaba que no era para nada su culpa. No tenía la culpa de que él no creyera en una tradición tan banal, como es el "celebrar" cumpleaños.

Una ráfaga fría hizo vibrar el cuerpo del jounnin, entrando en cuenta que ni siquiera Iruka dejó que cogiera una chaqueta antes de salir. Vaya suerte la suya, no podía tener más fortuna. 

Decidido, se dirigió hacia su piso que compartía con su pareja, aunque debía decir que se sentía un poco asustado pues un Iruka hecho furia le esperaba, y si no fuera suficiente, recordó que el pequeño rubio se encontraba cuando empezaron a discutir por dicha tontería. 

"Genial, ahora además de tratar con Iruka hecho fiera, tengo que lidiar con ese cabeza hueca de Naruto. ¿No podía haberme buscado un chico menos complicado?" Pero desechó esa idea de la mente, la respuesta era un rotundo "no".

El castaño puede que sea muy explosivo, al igual que celoso e impulsivo en cuanto se refería en pensar las cosas, pero eso era nada comparado a las muchas cosas que Kakashi ama del chico. Era probablemente el chico más dulce y tierno que pudo haberse encontradado, con esa sonrisa de niño bueno que podía doblegarse completamente a lo que pida el menor. 

Su hermoso brillo en su par de ojos cuando enseñaba a los mocosos o cuando lo miraba al despertar después de una de las muchas noches de placer. Su precioso sonrojo al momento de que empezaban las sesiones de besos entre ellos, ese sonrojo que podía visualizar incluso si estaban a oscuras. Su dulce y suave voz con la que instruía a sus jóvenes alumnos y próximos ninjas, era tan tierna esa voz, pero podía alardear con orgullo que es el único que ha escuchado la transformación de esa delicada melodía en una seductora, llegando a ser muy erótica para él. Sus finas expresiones al hablar con todo el mundo, pero el del pelo plateado puede deleitarse de verlas llenas de placer y extasis. Cosa que cualquiera no puede ver y no va poder porque lo que tenía muy seguro era que no iba a dejar ir a su pequeño chico. 

Puede sonar un poco posesivo y egoísta pero ese fino cuerpo le pertenecía, al igual que el suyo era totalmente del castaño, y planeaba que sea así siempre.       

Al estar a unos pocos metros de distancia con las escaleras a su departamento, pudo observar a a Iruka sentado en el último peldaño de esta, acurrucado en sus brazos que eran apoyados en sus rodillas, al igual que en sus manos sostenía una chaqueta color gris, que a simple vista pudo reconocerla, era suya.

EL REGALO ESPERADO/ KakairuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora