80 horas antes...
-- ¡Arriba!
Ese grito en mi oído me hace despertar y ponerme recta en uno de los taburetes de la cocina tan rápido, que acabo cayendo al suelo. Levanto la vista y veo a mi queridísimo hermano apoyado en la isla con un ataque de risa.
-- Estúpido - dije susurrando lo suficientemente alto como para que el estúpido me escuchase.
-- Yo también te quiero y buenos días Tarta de Fresa - dijo señalando a mi mejilla - te has quedado dormida encima de una tostada - llevo mi mano a mi cara y noto algo pringoso, cojo un poco con los dedos y me lo llevo a la boca.
-- Estoy buenísima.
-- Ya te digo amiga - dijo Nick entrando en la cocina con los brazos extendidos hacia mí para ayudarme a levantarme.
-- ¿Dónde están papá y mamá?
-- Tranquilo no hay peligro de que te los encuentres, se despertaron muy temprano para poder ir a supervisar la decoración del salón y todas esas cosas.
-- ¿A qué hora llega Alice? - preguntó Taylor girándose para coger una taza de café que descansaba en la rejilla de la máquina.
-- Depende, ¿que hora es?
-- Las doce.
-- En tres horas tienes que ir a buscarla al aeropuerto, puerta 7. No vale enviar a Nick como haces siempre, voy a intentar dormir un poco más, despertadme cuando llegue Aly - dije mientras caminaba en dirección a las escaleras.
-- Está bien - aceptó a regaña dientes cogiendo las llaves del coche y la funda con su traje - capulla.
-- Yo también te quiero!
Taylor no es que adore a Aly, tampoco la odia, pero prefiere no pasar mucho tiempo con ella después de lo que tuvieron hace unos años, a fin de cuentas tuvo un lío con la hija del marido de mamá.
Cuando llego arriba lo primero que hago es meterme en la ducha para acabar dormida apoyada en la pared. Al terminar empiezo a maquillarme y peinarme el pelo, aunque no me guste mucho arreglarme.
★★★★★★
Me levanto de la silla del tocador y entró en mi vestidor, tengo la funda con el vestido colgada en la parte de atrás, donde salta a la vista. Voy hacia dónde está y la abro. Nada más verlo un cabreo nace en mí. Cojo el teléfono y marcó un número.
-- Taylor! Te has llevado la funda que no era!
-- Hola hermanito guapo, has llegado bien? Sí, hermanita amargada he llegado bien. - Dice poniéndome más histérica aún si era posible.
-- Ven y tráeme mi vestido, idiota.
-- Ah no, tendrás que venir tú aquí y trae tus zapatos, bolso y tu maletín de maquillaje, porque también tienes que maquillarme.
-- Estoy en albornoz. ¿Como voy a ir así?
-- Conduce rápido - dijo antes de mandarme un beso y colgar.
Aún cabreada cogí la funda con el traje y las llaves de mi coche y fui al ascensor, estaba sola hasta que al llegar al piso 46, dónde al abrirse las puertas vi a una pareja que debía rondar los setenta. Ambos entraron en el ascensor y me miraron como a una loca, una loca con cara de Predator, maquillada, peinada y con un batín ajustado al cuerpo que me tapaba el culo de milagro. Al llegar a la planta baja, la pareja se fue andando más rápido de lo normal para dos ancianos. Cuando llegué al garaje entré en el coche, encendí el motor y conduje hasta llegar al hotel en el que mi hermano había pasado la noche. Entré en recepción y pregunté por la habitación de Taylor O'Connell Williams. Fui a la habitación, llamé a la puerta y me abrió mi hermano recién duchado también en albornoz. El cuarto era amplio, con la cama en el centro de la estancia
-- Dónde está mi vestido? - Dije poniendo el traje, nuestros zapatos y el maletín encima de la cama.
-- Ahí - dijo señalando a la funda beige que debía tener mi vestido, fui a abrir la y efectivamente, mi vestido estaba dentro.
-- Siéntate para que te maquille y luego me visto. - Se sentó y 15 min después ya le había puesto base y polvos. - Ya estás, ahora voy a ponerme el vestido, los zapatos y salimos para el salón.
-- Está bien, ¿quieres que te ayude en algo?
-- Sí, me andarías muchísimo sentándote y quedándote muy Quieto hasta que acabe.
★★★★★★
Una hora más tarde estábamos atrapados en un atasco y llevábamos veinte minutos ahí. Íbamos de camino al aeropuerto cuando me llamó mi madre.
-- Hola, mamá.
-- Hola, cariño ¿por donde váis? Falta una hora y media para que empiece la gala, daos prisa.
-- Vamos camino al aeropuerto para recoger a Aly.
-- Pero si Aly ya está aquí con cosotras.
-- Ella llegaba a las 3 a la puerta 7.
-- Noo, a las 7 puerta 3. Dad la vuelta, ella ya está cambiada y con nosotros.
-- Está bien, chao mamá.
-- Taylor, da la vuelta.
-- Que?
-- Que des la vuelta, Aly ya está en el salón, cambiada y con ellos.
-- Argh, vale.
Dimos la vuelta y en cuarenta minutos ya estabamos buscando dónde aparcar el coche. Después de apagar el motor vimos a Nick esperándonos apoyado en su coche. Llevaba un traje azul marino.
-- ¿Y la corbata? - pregunté colocándole el cuello de la camisa blanca.
-- Sabes que me agobia.
-- Bueno, al menos te has puesto un pañuelo en el bolsillo. Poco es mejor que nada.
-- ¿Vamos? - preguntó mi Taylor ofreciéndome el brazo. Yo enganché un brazo con el de mi hermano y el otro con el de mi amigo.
Cuando entramos vimos que el salón tenía un techo alto del que colgaban varias lámparas de araña plateadas y ellas colgantes de diversos tonos de azul. Había una pista de baile en el centro de la sala y rodeándola, mesas altas con manteles blancos y azules decorados con centros de mesa altos y alargados con orquídeas blancas y azules. Había camareros vestidos como pingüinos que recorrían el salón con bandejas llenas de copas o canapés. Nada más pasar por la puerta se nos acercaron nuestros padres que nos saludaron con un abrazo.
-- Hola, cariño - me dijo mi madre exprimiéndome entre sus brazos para después darme un beso en la frente y soltarte. Fue a darle un abrazo a Taylor.
-- Hola, mamá.
-- Id a ver a Aly, está en aquella mesa - dijo mi madre girándose para señalar con la barbilla a una meso en la que estaba una chica pelinegra que se encontraba de espaldas a nosotros y a la tía Ágatha, una mujer de ochenta y tres años a la que le encantaba hablar de todo, todo el tiempo. Me apresuro para rescatar a mi amiga de las garras de Ágatha con Nick y Tay detrás de mí.
-- Alyyy!!! - grité extendiéndo mis brazos en su dirección, se giró y nada más verme se me tiró encima.
-- Anna!!
-- Anna? - preguntó mi hermano con una muñeca de confusión.
-- Sí, y ella es la única que me puede llamar así.
Después de varios minutos en silencio o tal vez solo unos segundos que se me hicieron eternos, Aly volvió a hablar.
-- Nick, hace tiempo que no hablamos, ¿ como estás ?
-- Bueno, la universidad se me hace un poco complicada, pero voy bien.
-- Oh Dios, no sé qué estás estudiando.
-- Arquitectura.
-- Joder. No me extraña que se te haga duro.
Y así entre charlas sobre temas triviales pasaron dos horas.
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Troyana.
Random¿Qué sucede si las personas que creías conocer, resultan ser todo lo contrario? ¿Qué sucede si Dios sabe como acabaste metida en el tráfico de personas, drogas, armas y animales, a la fuerza? Savanna O'Connell se verá enredada en todo esto y más, de...