El Viaje.

No es tan malo.

(Sigue narrando Stiles.)

La vista del pasillo me recibió después del ataque de pánico, pero justo ahora me preguntaba como habíamos llegado aquí.

-Peter, ¿Dónde estamos?.- Pregunte y lo mire.

-Bueno cachorro, empecé a notar las pulsaciones de tu corazón a una velocidad anormal ,temí que te fuera a dar un ataque así que nos metí en un pasillo, pero empezaste a llorar y susurrar cosas, junto con tu falta de aliento.- Me miro con ternura.- Y te hable intentando recordarte como respirar.- Baje la mirada.

- Perdón, no volveré a hacerlo; apuesto a que ya nos retrase en la cena.- Murmure.

-Stiles.- Susurro y tomo mi barbilla levantándola.- En serio piensas que el tiempo me interesa, estaba asustado de no poder sacarte de ese mal rato, y no te perdono, no te voy a perdonar por algo que no es tu culpa.- Me miro con ternura.- Además ha sido un placer tenerte en mis brazos y susurrarte cosas en el oído.- Su sonrisa coqueta y burlesca; en mi opinión una mala combinación. 

Abrí los ojos al darme cuenta de que seguía aferrado a él, por los dioses que vergüenza, me separe y lo mire con pena.

-Creo que vamos tarde a cenar.

-Cierto, vamos.- Me ofreció su brazo.-Vamos.

Enrede mi brazo en el suyo, comenzamos a  caminar. Pero, ¿por qué me sentía mas seguro?, cualquier persona me hubiera recriminado por eso; en cambio, Peter me daba su apoyo moral.

Los pasillos eran de un color crema, los pocos muebles que había eran color negro, también de las paredes colgaban fotos de la ¿manada?. Pasillo tras pasillo, las fotos cambiaban, eso era bueno al menos no dábamos vueltas en círculos.

Entonces, Peter empezó a bajar el paso, empezamos a bajar las escaleras, las mismas nos llevo a un ¿living?, ¿sala?, ¿narnia?; no sabia, pero era bonita había un juego de sillones negros haciendo un semicírculo en medio del mismo estaba una mesa de cristal y enfrente de esta una pantalla enorme.

Peter siguió caminando hasta toparnos con unas puertas corredizas color negro, del otro lado se escuchaban risas y personas hablando; sentí mi corazón encogerse. 

Voltee a ver a Peter.

-Y si no les caigo bien, todavía puedo irme Peter así no incomodaría.- Dirigí la mirada hacia la puerta.

-Stiles, ellos te van a aceptar, tranquilo.- Habló con un tono cálido y puso su mano en mi cintura.- Ahora entremos.

Y abrió la puerta.

Las miradas se dirigieron directamente hacia nosotros, entonces note el ritmo acelerado de mi corazón.

-Manada, les presento a Stiles alguien muy importante para mi.- Presentó Peter.

Mire el piso, sentí el ligero apretón en mi brazo de parte de Peter.

-Un gusto soy Emma.- Levante la mirada encontrándome con la misma mujer que me recibió. Ella era de cabello oscuro, sus ojos eran color cacao, su piel era bronceada, una sonrisa amable y debería de medir tal vez 1.70.

Estreche su mano, entonces note las miradas sorprendidas de las demás personas. Mire a Peter buscando una respuesta. Rápidamente todos recuperaron la compostura. 

-Un placer soy Sebastián.- Él era un hombre de tal vez unos 25 años, era alto tal vez de 1.80, fornido pero delgado, sus ojos eran de color verde, su cabello era plateado y su sonrisa era risueña. Estreche su mano.

-Un gusto soy Daniel, mi esposa Sofia y nuestra pequeña Mia.- Un chico de tal vez 22 años, alto de 1.70, cabello castaño y ojos color azul, a su lado una chica de la misma edad como de 1.60, cabello rubio, ojos color oro y sonrisa radiante. Y por ultimo una pequeña niña de tal vez 2 años se encontraba en los brazos de la chica. Estreche la mano de la pequeña familia.

-Un placer soy Nadir y espero que nos llevemos bien.- Sonrió. Ella o él era bajito de tal vez 1.60, su cabello era color oscuro, sus ojos de un morado impresionante, debería de tener tal vez unos 17 años y su sonrisa era amable.

-El placer es mío.

Peter me sonrió.- Bueno, chicos vamos a cenar.

Todos caminaron hacia una puerta del otro lado, caminábamos hasta el fondo.

-Lo ves no fue tan malo.

Asentí y lo mire.- Espero que todo vaya bien.