Capítulo 2 - Camisa

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Había bastante gente que iba de un lado a otro y bastantes clientes en la recepción, Flavio leyó por internet que aquel era el día de la reapertura después de un mes de reformas y cambios en las oficinas del hotel, pero no pensó que ya habría tanta gente para alojarse. Por algo era el mejor hotel del país.

Se acercó a un lado vacío del mostrador donde se encontraba una mujer mirando un ordenador.

-Buenos días, busco a Eva. Eva Barreiro.-La chica lo miró con una sonrisa.-Soy el nuevo sous chef.

-Oh claro, lo siento.-La castaña salió de detrás del mostrador para darle la mano al chico y darle las indicaciones que necesitaba para llegar hasta Eva..-Ahora mismo la encontrarás en el salón, hoy es un día bastante loco. A todo esto, ¿cómo te llamas?

-Es verdad, siento no haber dicho mi nombre.-Le tendió la mano otra vez, con un sonrisa.-Flavio Fernández.

-Ana Julieta Calavia, pero llámame Anajú por favor.

-De acuerdo, Anajú, muchas gracias.-Se fué siguiendo las indicaciones que le había dado la chica y no fue difícil encontrar a Eva.

Nada más entró en el comedor vió a dos personas, un chico y una chica, dando órdenes a los empleados sobre cómo debían estar las mesas colocadas. Supuso que la chica era Eva y acertó.

-Soy Flavio Fernández, hablamos el otro día por teléfono sobre el puesto de sous chef.-Intentó acercarse, la verdad es que tenía un poco de miedo por los gritos que se estaban dando.

-Ay, hola, hola. Lo siento, es que en media hora tiene que estar todo listo para que baje.-El moreno notó un acento que no era propio de cataluña que en ese momento no supo especificar. La chica cogió del brazo al hombre que estaba a su lado y dió un tirón para que lo viera.-Éste es Javier Ramirez. El Director del restaurante.

-Llámame Javy,- le tendió la mano.-ven que te presentaré al chef y te damos un uniforme, cuando termine la presentación, manos a la obra.

Flavio intentó quedarse por dónde andaba para no perderse, aunque seguramente terminaría haciéndolo. Cuándo llegó a la cocina no había mucha gente, y la poca que se encontraba ahí, iba de un lado hacia otro con cajas de comida. Javy lo llevó hacia un hombre que estaba agachado apuntando en un papel, por cómo iba vestido seguramente sería el chef.

-Jesús,-El hombre se irguió hacia ellos, le sonaba de algo su cara.-Aquí tienes a tu nuevo sous chef, eh...¿No me has dicho tu nombre, no?-Flavio iba a contestar pero fue interrumpido por el chef.

-Flavio Fernández.-Tanto la cara de Flavio como la de Javy debían ser un poema ya que Jesús empezó a reírse.

-¿Nos conocemos? Me suena mucho su cara.

-Basque Culinary Center, classe del 2015. Mi orla está a dos de la tuya.-El hombre le tendió la mano.-Jesús Rendón.

-Muchísimo gusto.-Flavio sonrío, había escuchado su nombre por el Basque alguna vez pero no sabía que trabajaba aquí, pensaba que se había vuelto a Cádiz para quedarse ahí.

-Cuando Eva me habló de los posibles candidatos y ví que eras el único del Basque, no me lo pensé dos veces.-El andaluz le pasó un brazo por los hombros.-Aquí vas a estar en familia.-Javy asintió.

-La verdad es que si, no te va a ser difícil adaptarte.-El otro andaluz miró el reloj.-Venga, tenemos cinco minutos para y media. Luego te doy el uniforme, ahora debes conocer a la directora.

-¿La directora?

-Sí, la actual dueña y directora del hotel. Como hoy es la reapertura, va a bajar para hablar con nosotros. Te va a caer genial, es una payasa de cuidado.-Javy le daba un golpe en el brazo a Jesús por su comentario.-¿Qué, si todos sabemos que es verdad?

Flavio se quedó callado, detrás de ellos, intentando pasar desapercibido. Siempre había preferido quedarse detrás del foco de atención, haciendo su trabajo lo mejor que sabía sin llamar mucho la atención. Cuando entraron en el comedor había bastante gente, supuso que la mayoría de los empleados se encontraban ahí para esa charla, lo que no se esperaba era ver quién entraba por la puerta.

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Después de ver desaparecer a Flavio por la puerta del comedor, Anajú tenía intención de volver detrás del mostrador pero una Samantha bastante alterada entró por la puerta de golpe.

-Será desgraciado, de verdad, ni se ha molestado.-Musitaba una y otra vez mientras se subía las gafas de sol a la cabeza. Había entrado con la camisa blanca empapada de café. Su asistente se acercó rápidamente.

-Por dios Samantha, ¿qué ha pasado?

-La mare que el va parir...-La rubia intentaba respirar hondo mientras Anajú la cogía de la mano para llevarla hacia el ascensor. Una vez dentro se calmó.-Pues que he ido a por mi café y un loco que iba por la calle a toda prisa se ha chocado con mi brazo y bueno...-Se señaló la camisa.-Ya puedes ver el resultado, el muy imbécil.

-Bueno, por suerte aún quedan diez minutos para la presentación y todas tus cosas están aquí.-Anajú miraba su reloj.-¿Y no te ha dicho nada?¿Ni se ha disculpado?

-Nada tía, nada. Ha soltado que lo sentía pero ni se ha girado.-Salían del ascensor en la penúltima planta, ahí se encontraban algunas de las habitaciones en las que se hospedaban los trabajadores que así querían hacerlo. La iniciativa se le había ocurrido a su padre hace muchos años, decía que debían ayudarlos si ellos los ayudaban, que un trabajador feliz hace mucho mejor su trabajo.

Ambas mujeres se dirigieron hacia la última habitación del pasillo, no había ningún número, únicamente una placa con las iniciales del hotel. Se trataba de una suite, la que usaba su padre antes de jubilarse y que se la había ofrecido tanto a ella como a su hermano, pero al final sería todo para ella sola. Constaba de un dormitorio, un baño y un vestidor bastante grandes, un escritorio y una sala de estar iluminada por la enorme cristalera que iba desde el techo hasta el suelo.

Anajú se sentó en la cama mientras Samantha buscaba una camisa para cambiarse. Se dejó los mismos pantalones de traje negros que llevaba y se decantó por una camisa sin mangas que se metió por dentro de los pantalones, abombándola. La morena seguía con su libreta, repasando las tareas del día, mientras escuchaba a la rubia hablar del accidente que acababa de tener.

-Es que ni siquiera se ha parado.-Salía del vestidor con la camisa desabrochada.-Por dios, y llevaba unos pantalones y una chaqueta marrones, parecía un puto árbol, te lo juro.

-Venga mujer, ya está. Deja el tema y relájate que ahora tenemos que bajar.

-Y para colmo no he podido fumarme ni un cigarro aún, te juro que si lo vuelvo a ver...qué rabia le he cogido.-Se metía en el baño soltando un gruñido, salía al cabo de unos minutos ya impecable.-Por cierto, ¿ha llegado ya mi hermano?

-Sí, creo que acaba de llegar, debe estar ya en el comedor.

-Perfecto, vamos.

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MUCHAS GRACIAS POR LEERME.

De veras me hace muchísima ilusión vuestros comentarios. Espero que os guste y que sigáis comentanto con vuestras ideas.

Podemos leernos en tw @/KateMiddleto _S

HASTA LA PRÓXIMA!! 🌟

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