프롤로그 - peulollogeu

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Ella me vió a los ojos mientras le quitaba el brasier. Es simplemente perfecta, aquella mirada salvaje pidiendo sexo que guardaban sus ojos de borrego. No era hombre, pero sentía que mi pantalón explotaría de deseo sexual.

Terminé de retirar la prenda, viendo por fin sus senos, redondos, dulces, delicados, simplemente perfectos, igual que el resto de su desnudo cuerpo. Dejé lo que tenía en mis manos, tomando las suyas y llevándolas directamente a mi pecho, permitiéndole masajear la piel de mis senos, sabiendo por el rostro de placer que había puesto que le encantaba la sensación. Yo por otra parte sentí que mi humedad traspasaba la tela de las bragas y comenzaba a arruinar el pantalón.

Mis manos no esperaron más y fueron a sus senos, masajeando con fuerza y pellizcando los pezones rosados de forma que le hacía jadear y apretar más su agarre alrededor de mis pechos.

Mientras yo me deleitaba con ma Teresa piel bajo mis manos, ella mordió su labio y puso su mano en mi hombro, hizo presión hacia abajo, obligándome a agacharse un poco, le vi confundida, pero ella solo me sonrió mordiendo su dedo índice, como si fuese una niña y estuviese a punto de hacer una travesura.

Aquella mujer frente a mi era una mujer muy, muy traviesa.

Comprendí su petición y sin poder rehusarme me puse de rodillas frente a ella, abriendo sus piernas para disfrutar la perfecta vista de su vagina, totalmente empapada en espera de una compensación por la excitación que sentía.

Acerqué mi boca a su centro, ella se movió un poco buscando algo de fricción para saciar las ganas, pero yo rápidamente me alejé, las cosas no serían tan fáciles para ella, no aún.

-Si no hará nada solo...- le escuché decir, pero la callé con una sonora cachetada en su enorme trasero. Su gemido retumbó en las paredes, haciéndome rugir de placer. La quería, la necesitaba.

-¿Aceptas?- pregunté por tercera vez.

Ella me vió, frunció el ceño y supe que lo estaba meditando seriamente, creo que por primera vez ella estaba pensando en aceptar aquella sórdida, pero placentera propuesta. No quise darle chances de buscar más contras al asunto, así que di una rápida y fugaz lamida a su hinchado clítoris.

Lo que salió de su garganta no había sido un gemido, fue un sonoro grito que hizo temblar mi cuerpo. Volvió a verme mientras apretaba fuertemente sus uñas contra mis hombros, y sus dientes casi sacaban sangre de su labio inferior.

-Acepto- me dijo y la sonrisa más sincera que había tenido en toda mi vida se posó en mi rostro.

-¿De verdad?- no podía arrepentirse, no ahora.

Ella asintió y soltó un jadeo.

-Seré su prostituta, señorita Kang.

Joohyun no tenía ni idea de todo en lo que se había metido.

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⏰ Última actualización: Jul 30, 2020 ⏰

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The Maid ; seulrene [adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora