"Llevas haciéndome cosquillas en el corazón desde que te conocí."—David Sant
—Por cierto... Bonita pijama Enana.
Mi mirada lo recorrió de pies a cabeza, enarcando mi ceja en un gesto burlón.
—No tan bonita como la tuya.
Me pareció ridícula la situación. Durante el día padecí una crisis existencial al pensar que rayos iba a ponerme para verlo y cuando por fin me arreglé. Lo hice como nunca. Al verme al espejo me sentía triunfal.
Lo ridículo era pensar en todo el esmero que le puse a cómo iba a verme, para al final terminar apareciendo frente a él con la apariencia más sosa posible y a estas alturas de la situación ya no me importaba.
Su mirada me provocaba una sensación extraña. Ante sus ojos me sentía hermosa de cualquier forma posible.
—Parezco un vagabundo. Admítelo.
El hecho de tener todo su pijama polvosa no le favorecía sin duda alguna... No obstante podría pasar fácilmente como...
—Un sexy vagabundo.
Me tape la boca avergonzada. Maldita maldición de la sinceridad.
Su carcajada resonó en toda la cuadra.
— ¡No te rías! —me quejé.
Antes de que pudiera decir otra cosa, cambie el tema abruptamente.
—Sigo sin creer que estés aquí. No podías resistir a ser interrogado, ¿Verdad?
—No podía resistir a verte. —Recargó su codo en su rodilla y su mejilla en la palma de su mano, acomodándose de tal forma que tenía el panorama de mi rostro a la perfección.
Sonrió ampliamente antes de preguntar. — ¿Qué te gustaría saber?
¿Por dónde empezar?
La curiosidad por saber la razón que lo impulso a escaparse de su hogar me carcomía viva, no obstante, también era consciente de que si hubiese querido hablar al respecto, ya lo habría hecho y yo no era nadie para forzar las cosas.
— ¿Lo planeaste todo Dylan?, —mi pregunta salió en un ligero susurro, casi imperceptible.
—Dudo que se me hubiera ocurrido algo tan bueno. No tenía la menor idea que trabajabas en la biblioteca Hayley. Verte ahí fue una increíble sorpresa para mí y más aún al verte peleando por el libro.
—Te veías tan adorable, —agregó en tono burlón.
— ¡Oye!
De solo recordar ese momento, la sangre comenzó a hervir en mi rostro, lo que provocó que terminara escondiendo mi rostro entre mis piernas. Este muchacho iba a provocar que perdiera la poca cordura que me quedaba.
— ¿Y luego? —me atreví a insistir.
Su mano de improvisto voló en dirección a mi muñeca, tratando de deshacer el nudo protector con el que me aferraba a mis piernas.
—Mírame, Hayley.
— ¿Para qué?
—No te escondas de mí, Enana. Si lo haces entonces no hay trato.
— ¿Cuál trato?
—No pienso responder más si no me dejas verte.
—Me gusta ver como reaccionas, —admitió con timidez.
Sus palabras me convencieron. Levanté lentamente mi cabeza, con un puchero en mi boca que no pude ocultar.
Sonrió. —Así está mucho mejor...
—Tenía tiempo que buscaba ése libro, se me ocurrió que podría visitar la biblioteca, capaz era mi día de suerte. Nunca imagine que estarías ahí y, que al haber triunfado en mi búsqueda, al mismo tiempo acababa de despertar a la bestia.
—Una bestia diminuta de bonitos ojos color miel, que pelearía con garras y dientes por recuperar su preciado tesoro.
—Y yo de la nada, me convertí en el maldito cazador que cayó completamente en tus redes. El tesoro dejó de importar. De por sí ya me tenías deslumbrado, imagínate al verte en tu hábitat natural...
— ¿Qué rayos Dylan? ¿Qué clases de comparaciones son esas?
No pude evitar aventarme una buena carcajada.
Él me imitó con una risa nerviosa.
—Se me da mejor decir las cosas escritas.
— ¡Vaya! ¡Si no me dices no me doy cuenta!
—Aun así...—me atreví a agregar, — me agrada ser tu bestia, tonto cazador.
— ¿Eres mía? —cuestionó al darse cuenta de lo que insinué sin querer.
—Soy mía... pero si te esfuerzas te puedo compartir un poquito de mí.
Sus ojos brillaron. Estiró su cuerpo y agarrándome desprevenida mencionó.
—Me gusta la idea. En ese caso te lo diré, sin importar lo que pasé... Yo ya soy tuyo Enana.
No supe por qué razón con exactitud, pero no pude evitar la sensación que me oprimió el pecho en ese instante.
Los sentimientos que cargaban sus palabras, no eran únicamente buenos y temía saber la razón detrás de ello.
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¡Oye! Ése es mi libro
Teen FictionEstúpido Roba libros, ¿Por qué tuviste que aparecer en mi vida? "Ver a alguien leyendo un libro que te gusta, es ver a un libro recomendándote una persona."-