II

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Bajaron uno a uno al cuarto de armas, en el se encontraba Samuel ya listo, los otros chicos comenzaron a vestirse mientras el tomaba algunas armas.
El silencio inundaba la habitación y no era que ellos no se llevasen bien, habían vivido como hermanos desde ya hacia varias décadas, por no decir que siglos y continuarían viviendo así por el resto de su vida, la cosa era que ese día había demasiada tensión, el fatigamiento era obvio, la rutina y monotonía estaba acabando con la paciencia de cada uno.
Disculpen-carraspeo Catherine, que aun seguía en pijama-¿Pueden apurarse? para que se larguen de una buena vez...-Obtuvo la atención de todos (como siempre)-Tengo que cambiarme.
-Cielos, no te esponjes Catherine sé que desde que tuvieron que reducir el espacio del cuarto ha sido todo un royo eso de adaptarse a cambiarte con nosotros pero veras... no somos...-La explicación de Harry fue interrumpida.
-¡Soy una chica!-dijo indignada
-Presumida y mala cara, te falto-escupió Sam quien se ataba las cintas de sus botas de militar.
-No soy presumida, es cuestión de principios, no puedo cambiarme con un montón de chicos, idiota.
-Como si no te hubiésemos visto antes-alzo la ceja cuando termino con sus zapatos y una sonrisa perversa se dibujo en su rostro mientras veía a la molesta chica quien lo mataba con la mirada.
-¡Samuel!-interrumpió Will que era el mas sensato de todos, el mayor, el líder. -No provoques una guerra donde no la hay.
-Dile eso a la señorita Hitler
-No te voy a permitir que te refieras de esa manera hacia mi
-¡bien, entonces que te den el premio Nobel de la paz!
-Muy bien, chicos, mejor vamos a dejar que Catherine se cambie, salgamos-Dijo Will en otro intento por evitar que se sacaran los ojos.
-no, siempre tenemos que hacer lo que ella dice-secundo enojado el asiático.
-Por primera vez estoy de acuerdo con este babosete-soltó Sam-Este era nuestro cuarto primero y si quieres desde mañana te puedes cambiar en otro lugar, estoy harto de tus chiflasones, pero... de aquí no me muevo hasta que te cambies princesa.-Sam bloqueo la puerta Catherine frunció el ceño,dio media vuelta y se volvió invisible. Se deshizo de su pijama y comenzó a vestirse con su traje especial el cual también se volvió invisible.
<<Malditos, idiotas, gasnapes, como los odio>> pensaba
-¡Mas respeto!-se burlo Samuel quien había leído su mente
-¡Largate de mi cabeza Samuel!-grito, y se volvió visible cuando ya estaba vestida. -tomo su arma. -¿que no te enseñaron a respetar los pensamientos de tus compañeros?-dijo mientras resoplo y el aire que expulso desordeno su flequillo
-y a ti no te enseñaron a no insultar a tus compañeros-Se rio ganador mientras ella rodeaba los ojos.
Cuando todos estuvieron listos uno a uno se dirigieron a sus respectivas plataformas que comenzaron a elevarse llevandolos al tercer piso.
-Deja de babear Harry
-Deja de hablar Sam-defendió Catherine mientras le disparaba con su arma. Este cayó instantáneamente lo que provoco las risas de sus compañeros.
Cuando llegaron al tercer piso se encontraba Mark Island esperándolos con los brazos cruzados.
-¿Que paso con Sam?
-Digamos que me lo merecía-dijo sonriente mientras se elevaba por los aires.
-En un momento el señor Spitz hablara con ustedes y debe ser algo muy importante.
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-Hay cosas que no se podrán ocultar con el tiempo la degradación de los pigmentos, de la melanina exactamente. Llegara un momento donde se volverá totalmente albino, no sabrá como controlar la energía contenida, lo asociaran con alguien trastornado, lleno de ira y se sentirá impotente, en ese punto sentirá que nadie puede comprenderlo y nadie lo comprenderá porque no es un humano y tiene que convivir con los Noods. Son buenos muchachos, como el, estoy seguro de que podrán ganarse su confianza para traerlo al comando, el mundo afuera es peligroso, MAL, esta dispuesto a acabar con la vida de todos. Confíe en mi, somos los mejores.-diciendo esto termino la video llamada sin esperar respuesta, el era el jefe, todos los Noods del planeta le pertenecían iba a protegerlos y ellos protegerían el mundo.

El príncipe de NebraskaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora