Capítulo Único

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Las gotas de lluvia se deslizaba por la ventana de la cocina donde Oda Sakunosuke, el recadero de la Port Mafia, bebía una taza de café.
Su trabajo aquel día había acabado un poco antes y eso le otorgo tiempo para visitar a los niños y comer un poco de curry en la tienda del señor antes de regresar finalmente a su pequeño y humilde departamento.
Llego gusto a tiempo, minutos tarde y la gran tormenta lo hubiera empapado hasta los huesos.

Ya era medianoche y la lluvia no había cesado en lo más mínimo.
Un suave suspiro brotó de sus labios, por algún motivo dicho clima y el silencio de su departamento le generaba cierta melancólica e intranquilidad.
Bebió el último sorbo de su café, lavo la taza y pensaba en ya dirigirse a su habitación, sus labores no tenían comparación alguna con los miembros de alto rango en la mafia pero eran agotadores al fin y al cabo.

Abandonaba la cocina y sus pasos se vieron detenidos por los suaves golpes sobre la puerta de su departamento.
Frunciendo el ceño ante la incertidumbre que eso provocó en él y caminó directo a abrir la puerta.
Su rostro adapto una expresión de sincero asombró al encontrar a Osamu Dazai del otro lado de ella.
El joven ejecutivo estaba empapado de pies a cabeza pero lo que causo más impacto a su ya deplorable aspecto era la sangre en el rostro y sobre el pecho de este.

La luz cegadora y el sonido de un rayo quebró el ambiente de absoluto silencio en el que ambos habían caído irremediablemente, hizo reacción a Oda.

Tomo con suma delicadeza la mano izquierda de Dazai y lo guió dentro del departamento.
Esté, inmerso en un extraño mutismo no mostró resistencia sino todo lo contrario. Acto que Oda tomo como algo positivo.

De la mano y sin darle demasiada importancia al rastro de agua que el menor dejaría sobre el suelo, ambos se dirigieron directo a la sala de baño.
Allí Oda abrió la llave del grifo para cargar la bañera y mientras eso sucedía, busco un juego de toallas limpias dentro de un viejo armario.

Pese a todo movimiento y sonidos a su alrededor, Dazai permaneció con la mirada ausente y sin emitir palabra alguna.



Ya cuando la bañera tuvo el agua caliente suficiente el pelirrojo se detuvo frente al joven ejecutivo, acerco su mano derecha y la posó delicadamente sobre la mejilla izquierda de Dazai. Una pequeña sonrisa de alivio surco sus labios al obtener la atención del menor en respuesta a su tacto, al tener aquellos opacos ojos café sobre su persona como cada día.

- El baño está listo, me iré para que goces de privacidad. Tomate el tiempo que necesites - dijo con cuidado ya que temía que el simple aumento de su tono de voz podría causarle daño al joven ejecutivo quien parecía caerse en pedazos en cualquier momento.

Al no recibir respuesta, retiro su mano suavemente y cuando pretendía salir finalmente de la sala de baño sus pasos se vieron interrumpidos por el agarre sobre la tela trasera de su camisa.

- Quédate ... No te vayas, Odasaku ...


El pelirrojo sintió como algo dentro suyo se desgarraba al oír aquella súplica y la mirada desesperada con la que Dazai acompaño sus palabras.
Motivado por la preocupación y el amor que sentía por el joven ejecutivo, rodeó su delgado cuerpo con ambos brazos y lo aferró al propio.
El menor respondió al abrazo del inmediato, agradeciéndole internamente por ello. Jamás creyó necesitar algo tan humano como un abrazo, el contacto físico con otra persona, pero en esa noche realmente lo hacía.







Afuera una gran tormenta continuaba cayendo.
Así mismo también una por una de la prendas mojadas de Dazai caían al suelo de la sala de baño. Las vendas que cubrían su cuerpo como una segunda piel tuvieron el mismo destino, Oda se encargo de retirarlas con la paciencia propia de un Santo.

Y para evitar que el cuerpo de menor se enfriara lo ayudo a ingresar a la bañera con sumo cuidado.
Posteriormente comenzó con la labor de bañar a Dazai como si este fuera un pequeño niño y no podía hacerlo por su cuenta. Lo trato con suma delicadeza como si el cuerpo del menor fuera de la más fina y frágil porcelana.
No tenía la intención de interrogarlo a pasar de que el comportamiento y la apariencia del menor lo preocupaba en demasía por lo que optó por hacer lo que estuviera dentro de sus posibilidades : colmarlo de su atención y cariño. Permanecer a su lado durante esa noche y evitar que la obscuridad dentro suyo lo devorará por completo.

Fue cuando terminaba de lavar el cabello del menor cuando esté finalmente hablo un vez más.

- Hoy... Muchas personas murieron. Yo las asesine.

- Hubo otro asalto a la bodega de armas de la mafia?

- Si, esos imbéciles... Realmente los envidio, Odasaku.

- Por qué sientes envidia, Dazai? - cuestiono deteniendo toda acción, interesado por la declaración del joven ejecutivo.

Este ladeo la cabeza y lo observo de frente. Oda noto un brillo particular en esos ojos cafés. Dazai no estaba feliz, todo menos eso.

- Ellos murieron con tanta facilidad y yo... lo he intentado todo y no logro mi cometido. Mori-san también mintió, no me reveló un modo efectivo para morir - un pesado suspiro brotó de los labios del menor, lucia realmente agotado -. Ya no veo beneficio en formar parte de la mafia si no obtengo lo que quiero - finalizó con un desencanto que rompía el corazón.

- Dazai ...

Una irónica sonrisa se dibujo en los labios del joven ejecutivo al oír su nombre. Era cierto que se estaba comprando como un niño caprichoso pero no estaba buscando consuelo ni que el pelirrojo lo entendiera, no era tan iluso y Oda lo sabía mejor que nadie.
Dazai solo estaba siendo Dazai, solo en su versión más obscura.

- Odasaku, tú puede cumplir tu sueño de ser escritor. No esa imposible, aún no es tarde - comento encogiéndose de hombros ya cansado de hablar de si mismo.

- Tú también, Dazai. Tú también puedes.

El menor lo miro detenidamente, azul y marrón se encontraron por varios segundos hasta que fue Dazai quien desvió la mirada cerrando sus ojos y negando con la cabeza.

- Eres un hombre interesante, Odasaku. También amable, tanto como para preocuparte por un monstro suicida como yo y no romper su corazón más de lo que ya está.



Ente aquella palabras, el pelirrojo se puso de pie y ante la mirada desconcertada del joven ejecutivo, comenzó a desabotonar su camisa y dejarla caer al suelo.

Las mejillas de Dazai se sonrojaron suavemente al ver el torso desnudo del mayor, al fin y al cabo dentro suyo habitaba el corazón de un joven adolescente.

- Puedes verlas, verdad? Las cicatrices.

Sin preocuparse por su desnudes, Dazai se levantó con cuidado de la bañera y con la yema de los dedos rozo suavemente el sinnúmero de cicatrices sobre la piel del torso del mayor. Eran similares o peores a las propias. Eran la prueba a fuego de un pasado lleno de sufrimiento y dificultades.

Oda llevo un mano izquierda a la nuca del joven ejecutivo y unió sus frentes.

- Odasaku ...

- Compartimos las mismas marcas y los mismos demonios, Dazai. Nuestras manos están manchadas de la sangre de más personas de las que podremos contar jamás. Ambos cargamos con nuestros pecados así que no vuelvas a llamarte "monstro" otra vez - emitió su discurso con voz firme y mirándolo directamente a los ojos.

No había falsedad alguna en sus palabras ni en aquello amables ojos azules. Era tal la sinceridad que pudo confirmar en ambos que Dazai sintió su cuerpo estremecerse y también como finas lágrimas rodeaban por sus mejillas.
Por primera vez se sintió comprendido. Se sintió digno de ser humano.
Sostuvo el rostro del pelirrojo con ambas manos y esbozo para él la primera y sincera sonrisa de toda la velada, de toda su vida.

- Te amo, Oda Sakunosuke - confesó con los ojos centellando como un niño pequeño en la mañana de Navidad. El flamante sentimiento de felicidad invadía de calidez su ser por completo.

- Te amo, Osamu Dazai - respondió con una pequeña sonrisa mientras impartía  suaves caricias en la nuca del menor -. Puedo besarte?

- Eso ni siquiera deberías preguntarlo, Odasaku ? - dijo frunciendo el ceño y realizando un pequeño puchero en respuesta.

Gesto adorable e infantil que el mayor hizo desaparecer al unir sus labios en un cálido y tierno beso.
Dazai deseaba más que un inocente contacto por lo que, travieso, mordió el labio inferior de pelirrojo logrando así que el beso se intensificara con sus lenguas ahora incluidas en el juego.

El recadero de la mafia cargo el cuerpo del joven ejecutivo en brazos mientras que esté rodeo su cuello con los propios y sin dejar de besarse, caminaron hacia la habitación del mayor.


Esa noche, Oda Sakunosuke le demostró que no estaba solo en el mundo, que era sumamente amado a pesar de su infinitos demonios.

Dazai a su vez reafirmo el porque estaba enamorado de ese hombre. Con cada beso y caricia sobre su piel marcada por su infinitos fallas de dejar de existir, por cada dulce palabra susurrada en sus oídos lo confirmaba.
Sus brazos se sentían con un cálido refugio y hogar.
A su lado lograba ver la luz al final del obscuro y solitario túnel por dónde caminaba desde su niñez.
Porque ese hombre le hacía amar el hecho de estar vivo si él estaba a su lado.

Fin./


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Hola a todos!
Es un gusto saludarnos nuevamente, ya un nuevo mes de este particular 2020 😅
Está vez traigo conmigo una pequeña historia Odazai durante la Dark Era.
Espero que sea de su agrado.
Cuídense mucho y hasta que nos volvamos a leer otra vez.
Se despide Lu, quien ahora irá a cenar pizza está noche de domingo ~

~  A tu lado ~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora