Me pasaba horas y horas en mi ventana imaginando ser una princesa, luego me acostaba y daba vueltas en mi cama, ni modo, volvia a mi lugar favorito la ventana a soñar con mi principe azul y rodeada de lujos; Al fin llegó el amanecer, debo volver a la realidad... a la dura realidad, esuchco su voz: -¡Hija levantate! Ve a aconseguir leña para cocinar, pero apresurate debo de entregar estos traje para hoy. Una y otra vez repetia lo mismo mi mamá.
Entonces contesté: ¡No madre, yo soy una princesa y las princesas no deben trabajar! Por favor hija, respondió, deja de soñar, sino entrego este trabajo hoy no habrá para comer.
En realidad no entendia porque tenía que hacerlo, odiaba tener que pasar tanta necesidad, sin darme cuenta del gran esfuerzo de mamá.
Por fin salí de mi habitación, y no sé que sucedió...