Siempre me he sentido asqueado del deseo, solo sentir que posicionan sus ojos sobre mí con esas intenciones me revuelve el estómago. Detesto con cada fibra de mí ser que me vean como un objeto. Es por ello que no puedo soportar albergar esta clase de deseos... Ha pasado una semana desde aquel incidente, todo sigue su ritmo con normalidad, el único afectado soy yo.
Cuando comencé a vivir junto a 'él' me convencí de que era lo que se necesitaba para mantenerlo a salvo. Fui ingenuo. El lugar donde corre más peligro es justo aquí, a mi lado. Cada vez es más difícil contener mis deseos, quiero verlo, quiero tocarlo, quiero abrazarlo, quiero tirarlo abajo...
Desde el principio me he sentido bien a su lado, es como si todo lo que estuviera mal desapareciera. Su sola presencia es suficiente para convencerme de que el mundo no está tan podrido como creía. La calidez que desprende es todo lo que necesito... al menos así se suponía que fuera. Todo es culpa del verano, toda mi lucha inicio en esa cálida noche.
Él y yo compartimos habitación, pero no compartimos cama, me da miedo despertarlo con mis pesadillas. Esa noche era especialmente sofocante, quizá por ello me levante a mitad de la noche y gire mi vista para comprobar que seguía ahí. Que terrible error, si tan solo no hubiera volteado. Mis ojos se clavaron directamente en su pecho desnudo, el calor había conseguido que se deshiciera de la manta y hasta de su pijama, era una vista completamente nueva para mí. Es extraño pero en realidad nunca le había visto desnudo, en mi vida había contemplado muchos cuerpos sin camisa pero por alguna razón el calor en mi cuerpo solo aumento cuando lo vi a él.
Vacile al inicio pero finalmente me levante de mi lecho para ponerle una sábana que lo cubriera. Aun no entiendo porque aquello solo aumento mi temperatura, verlo ahí tumbado, completamente indefenso, cubierto solamente por una suave tela blanca que combinaba con su piel. Por un momento sentí la imperiosa necesidad de tomarlo en mis brazos y no dejarlo ir nunca... pero no pude hacerlo, tan pronto como acerque mi mano para rozar su mejilla sentí miedo. Él es tan puro y yo, yo estoy hasta el cuello de suciedad. Incluso este deseo de tomarlo es algo sucio.
Desde ese día tengo miedo de estar cerca de él, tengo miedo de lo que le pueda hacer, no quiero enterrarlo en la suciedad conmigo. Pero temo que él se ha percatado de mi miedo a tocarle. Soy un cumulo de contradicciones, temo acercarme pero no soporto que se aleje de mí. Desde que comenzó a notar mi temor, él mismo empezó a evitar cualquier roce accidental entre nosotros. La distancia que mantiene conmigo es apenas perceptible para los demás, pero yo la notó.
A pesar de que no quiero evitarlo, ni que me evite, tampoco quiero herirlo con este inmundo deseo, me siento tan perdido. ¿Qué pasara con nosotros si esta situación no cambia? ¿Cómo puedo arreglarlo? ¿Bastaría con enterrar este sentimiento o de hecho debería sacarlo de mi sistema? Solo una vez... tan solo una vez debería ser suficiente...
Embriagado por el deseo y convenciéndome de que una vez seria todo lo que necesito, me encerré en la habitación e inicie con este ritual. Todo esto es tan raro, nunca antes pensé en tocarme buscando placer, aun ahora me resulta extraño y poco familiar. Pero en cuando imagino a Eiji todo parece tomar forma, antes de pensarlo mi mano esta sobre mi miembro y con una caricia suave comienzo esto. La imagen de aquella noche se repite en mi mente, la delicadeza de su silueta apenas cubierta por una sábana blanca, el movimiento de mi mano aumenta su velocidad. Mi imaginación continúa con lo que definitivamente nunca podría hacer, me imagino a mí mismo retirando esa sabana y contemplando su cuerpo, acercándome para poseer esos labios que dulcemente me invitan a ello. La calidez de su boca es solo el inicio, mis manos no pierden el tiempo y buscan el calor de su cuerpo, con caricias torpes recorro su pecho, ese torso desnudo que me invita a que lo pruebe. Su piel es suave y yo simplemente deseo tocarla más y más, debo parecer un virgen por que tan solo esto ya me está llevando al clímax. Una corriente recorre mi cuerpo y la descarga de mi semen se acumula en mi mano, al mismo tiempo que dejo salir su nombre en un quejido.
Contemplar el semen en mi mano y recordar lo que acabo de hacer, me hace sentir enfermo y asqueado de mí mismo. Las lágrimas comienzan a recorrer mi rostro, la culpa que siento por todo esto es indescriptible. Me siento tan miserable. El llanto no cesa, pero repentinamente siento una calidez viniendo de mi espalda, esta me envuelve y me susurra al oído:
- No es tu culpa, por favor no te odies por esto...
Es él, Eiji me vio, ahora sabe de este asqueroso deseo. Pero no me está evitando, él dice que no es culpa mía, me ha tomado en sus brazos pidiéndome que no me odie por sentir esto, no entiendo, por qué no huye, lo que hice no es bueno.
- Ash, tus sentimientos no son malos, haz pasado por tanto que quizás te cueste entenderlo, pero quiero que creas en mí. Nada de lo que tú hagas o sientan por mí está errado. ¿Y sabes por qué sé eso? Porque yo siento lo mismo por ti. Yo también siento deseos por tocarte, hay veces en que desearía que solo existiéramos tú y yo. Pero no quiero ser el motivo por el cual te sientas mal, es por ello que he evitado tocarte últimamente. Porque no quiero hacerte sentir incomodo con este deseo, yo no quiero herirte más.
¿Eiji siente lo mismo? Lo que acaba de confesar es demasiado, él me ve con deseo también. Pero es diferente, no me siento asqueado con su mirada, no siento que quiero huir de estos brazos que me rodean y me retienen. Mi respuesta sale de mí sin filtro:
- ¿Es lo mismo? ¿entiendes que mi deseo es querer hacer cosas sucias contigo? Tú lo viste, este es el tipo de deseo del que hablo. - solté casi en un grito, con mi mirada, aun bañada en lágrimas, buscaba la suya para poder examinar sus ojos y saber si era verdad.
- Lo sé, no hay diferencia. - sus ojos no mienten, realmente es lo mismo.
Antes de que pudiera decir más, Eiji posó sus labios en los míos. Fue tierno y dulce al principio, pero pronto el ritmo cambio. Casi como si buscara confirmar su propio deseo, Eiji buscó profundizar el beso, en el momento que sentí la calidez de su lengua pidiendo permiso para ingresar a mi boca lo supe, todo este tiempo ambos habíamos querido esto.
Fue un beso apasionado pero torpe al mismo tiempo, no importa como se mire ambos somos primerizos en esta situación. Creí que jamás podría experimentar algo así, cosas como el deseo o el amor siempre estuvieron teñidos de asco, dolor y suciedad para mí. Pero con él todo es diferente, nada de lo que hace me duele o me asquea, y ahora sé que él tampoco siente asco por mí, él me acepta. Realmente siento que en sus brazos no soy más que un muchachito virgen experimentando su primera vez en todo.
Originalmente esta historia iba a ser desde la perspectiva de Eiji pero antes de darme cuenta la narrativa ya estaba encaminada a seguir a Ash. Al final siento que fue para mejor, aunque aún me queda la espinita de hacer el "Eiji side".
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Like a virgin
Romance"Siempre creí que el deseo era algo sucio y nauseabundo", una pequeña ventana al descubrimiento de que no todos los deseos se acompañan de malos sentimientos.