Nada ni nadie, jamás igualará tu compañia, nadie podrá ocupar tu lugar.
Pero, aún me acompañan las miles de poesías que te escribí, los versos que tienen en cada letra, en cada palabra, un poco más de vos, de lo poco que me queda.
Aún me acompañan los pájaros que cantan todas las tardes, en las que te pienso y te escribo.
Aún me acompañan los recuerdos de tus risas, los recuerdos de tus llantos, tus pocos momentos de felicidad, que también eran mis momentos de felicidad.
No estás tú, pero aún me acompañan, esas cosas.