el corazón del arcángel ꗃ minsung

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En algún lugar en Corea del Sur.

El cielo nocturno brillaba de una forma hermosa, sin nubes, las estrellas eran perfectamente visibles al ojo humano, resplandeciendo con furor. Así como ellas eran visibles, también las enormes alas color añil que desprendían fuego azul, el arcángel que las portaba bajaba con lentitud a la tierra analizando su territorio.

Un ser atractivo, hermoso. Un ser que fue piadoso, bondadoso, y el respeto y la lealtad sin ataduras siempre lo rodeaba.

Pero también, desde hace cinco años, la oscuridad había nacido en sus ojos, ninguna pizca de paz o misericordia que alguna vez había reflejado se encontraba en los orbes redondos, completamente ocultos, o en el peor de los casos, extintos. El miedo ahora reinaba las ciudades cuando enormes alas eran vistas por los cielos.

Desde que el humano murió, el arcángel parecía haberse ido con él. Pensó la camarera con melancolía, alejándose de la ventana en la que observaba al ser angelical que descendía de los cielos.

Dando media vuelta, se dirigió a la madre y el niño que comían en una de las mesas del local, siendo los últimos clientes en el lugar.

— Señora, con todo respeto, tiene que retirarse, el arcángel de nuestros cielos se acerca para los negocios y sabemos que no le gustan testigos observando. —Habló con calma y educación, mirando como los ojos de la mujer se expandían en nerviosismo.

La mujer no pudo soltar alguna palabra, cuando las puertas fueron abiertas y una alta figura intimidante entró al local.

— No tengo tiempo, dime lo que sabes y me largo. —Fue lo único que soltó, caminando hacia la pequeña oficina detrás del mostrador.

Antes de entrar por completo, se detuvo, sus oscuros y fríos ojos se toparon con los infantiles, quien abrazaba a su madre asustado, y como un juego, encendió las llamas azules de sus alas aún mas fuertes repentinamente. El niño empezó a llorar del miedo.

La camarera negó, suspirando.

𖤐

— Tal vez te estés volviendo loco realmente, Jisung.

Sentados sobre el sillón de la casa de Hyunjin, ambos se encontraban hablando con un Jeongin dormido sobre el pecho de su padre, sus alas añil descansando y siendo mimadas por un Hyunjin enternecido.

— Tengo que hacerlo Jinnie, sabes que no tengo otra opción. —Murmuró con tristeza, acariciando los mechones negros de su hijo.— Si pudiera hacerlo yo, nunca volvería a buscar a ese imbécil, pero no puedo, y... —Sus labios se apretaron, impotente, alejó las lágrimas que se arremolinaban en sus ojos.

— No me agrada para nada, ¿sabes los peligros que hay afuera? —Hyunjin tembló, negando.— Podría pasarles cualquier cosa, Jisung.

Asintiendo de acuerdo, cerró sus ojos, tratando de alejar el dolor que sembraba en su cabeza.

Dos meses después del fuerte desmayo que había sufrido a causa de aquellos dones que su hijo parecía poseer, había pensado y trazado un plan para atraer a aquel arcángel que le había robado el corazón. Y roto, también.

Y uno de los más importantes protagonistas de su plan estaba ahí, su mejor amigo, Hyunjin.

Hwang Hyunjin, nacido como humano, convertido en vampiro. Cumpliendo sus cien años de servicio, Hyunjin por fin había sido libre y cincuenta años después, había conocido a Jisung, justo el mismo día en el que el humano escapaba de aquella mansión en la que había dejado una parte de su corazón.

La amistad había iniciado como un acuerdo. A Hyunjin le aterraban las multitudes, por lo que muy pocas veces salía de casa y una razón por la que no tomaba suficiente sangre para mantenerse sano. Mientras Jisung dejaba que Hyunjin se alimentara de él, él le ofrecía protección, permitiendo que se alojara en su casa que se encontraba en la orilla de la ciudad, ni tan cerca, ni tan lejos y obviamente, guardando el secreto de su hijo.

Cuando Jisung compró su actual hogar, Hyunjin, siendo un sentimental, había llorado mientras besaba las mejillas de Jeongin y abrazaba a Jisung. Se prometieron que se volverían a ver y así fue.

Se habían convertido en hermanos del alma.

— Tengo un plan, Hyunjin, y si este no falla, todo saldrá bien. —Suspiró, aún sin saber del todo como convencer a Hyunjin.— Seo Changbin, ¿sabes quién es él?

Con los ojos abiertos en miedo, el rubio sintió.

— ¡Es un monstruo!, ¡Hace un año dejo a uno de los suyos completamente destrozado, cada uno de sus huesos rotos en el centro de la ciudad como advertencia! —Hyunjin se abrazo a sí mismo, temblando.— Pero, ¿qué tiene que ver él en todo esto? —Preguntó confundido, luego de calmarse.

— Un día antes de que... Pasara lo que tenía que pasar, Seo Changbin se convirtió en la mano derecha de Min... de ese arcángel. —Relató, enterrando su nariz en los cabellos de su hijo, en un intento de calmarse al recordar a aquel hombre.— Él no es como los guerreros del arcángel, que se ocultan al ojo humano, Seo siempre anda vagando por la ciudad, y acostándose con quien quiera. —Cerró sus ojos, sintiéndose mal por lo que le pediría a su mejor amigo.— Ese vampiro es la única oportunidad de encontrarme con el padre de Jeongin y pedirle ayuda, Hyunjin. Pero yo no puedo buscarlo por que tengo que cuidar a Jeongin y ni dejarlo contigo porque te podría hacer daño y a sí mismo, Hyunjin. —Suplicó, observando a Hyunjin, quien se había quedado estático.

— No lo entiendo, ¿qué es lo que quieres decir?

Suspirando, prosiguió.— Planeo secuestrarlo, sé lo suficiente de las debilidades de los vampiros para retenerlos y yo... necesito tu ayuda para eso. —Susurrando, apretó sus labios, esperando.

Con el entrecejo fruncido, el rubio ladeó la cabeza, procesando.

Jisung supo en el momento exacto cuando lo entendió, sus ojos color miel se abrieron como platos y su boca de algodón se abría y se cerraba con impresión.

— Y-yo... no se si entendí a-a que te refieres, p-porque si lo... hice, yo, yo... —Cerró sus ojos con fuerza, inhalando y exhalando, hasta que pareció calmarse— ¿Podrías ser más especifico, Sunggie? —Murmuró, sus ojos asustados que hicieron sentir aún peor al castaño.

— He oído rumores sobre que a Seo Changbin le gustan jóvenes, ya sabes, uh, vírgenes, y...

— ¡¿Estás tratando de prostituirme?!

En cuanto la pregunta se formuló, Jisung negó alterado.

— ¡No!, ¡Por supuesto que no, Hyunjin!

— ¡¿Entonces que estas tratando de decirme?! —Aún alterado, tomó una almohada y la abrazó con fuerza.

— ¡Solo quiero que te acerques a él, y lo seduzcas y hasta ahí!, se que aunque él es un monstruo con los enemigos, con los que no, es educado y caballeroso, nunca te haría daño. No te pediría esto si no supera eso, Hyunjin. —Extendió sus manos, cuando Hyunjin hizo lo mismo. Ambos con las manos entrelazadas, asintieron. Un raro hábito que hacían cada vez que alzaban la voz y no querían discutir.

— Dios mío, Jisung, si no fuera por que te quiero mucho... —Negó, sus rulos rubios brincaron— Entonces, explícame tu plan detalladamente. Lo demás.

Asintió, acomodándose mejor en el sofá en el que estaban, cuidando de no despertar a Jeongin.

— Es sencillo. Después de secuestrar a Seo, lo mas seguro es que cuando el arcángel note que el vampiro no se ha reportado, empiece a buscarlo, entonces empezará a buscar pistas y te guiará a ti, osea a los dos. —Bajó la mirada hacia su hijo.— Bueno, a los tres. Estaremos en casa y lo estaremos esperando. —Se detuvo, tomando aire.

Un silencio se formó durante unos segundos, hasta que Hyunjin empezó a reír.

— Es un plan horrible... Pero una vez dije que siempre estaré para ti. —Murmuró con determinación.

— ¿Isung? —Un somnoliento Jeongin levanto su cabeza, bostezando.— Tengo hambre.

Jisung sonrío, besando su cabeza pelinegra, pidiendo al cielo que todo saliera bien.

El primer paso de su plan estaba listo.

Y ahora el próximo estaba por empezar.