Capítulo VIII - Tercera Clase

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El horario se había repetido un día más tarde

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El horario se había repetido un día más tarde. Michael entraba en la habitación de la rubia y seguía las órdenes de esta al pie de la letra, procurando no hacerla enojar. Esta vez su clase había abarcado algunos temas secundarios referentes al sexo oral femenino.

Habían practicado el uso de hielos para la estimulación. Adeline le enseñó algunos trucos que podrían volver a una chica loca por su boca. Como retener el cubo de hielo unos segundos en la boca para después dejar besos congelados alrededor de su intimidad, teniendo cuidado con sus partes más sensibles.

La verdad es que, además de enseñarle a como complacerla, también le estaba enseñando cosas que servirían en su desarrollo sexual. Y eso en verdad la hacía muy feliz. Saber que este muchacho estaba aprendiendo todo esto con ella le hacía estar orgullosa por cada paso que avanzaba y por cada mínimo progreso que hacía.

También aprendió algunas de las zonas que más le gustaba tocar al momento de darse placer a sí misma. Se masturbó frente a el rizado, mientras que este miraba atento cada uno de sus movimientos. En qué momento metía los dedos, la forma en que los movía, el ritmo en que lo hacía y cuando paraba a tomar un respiro. Fue toda una batalla para Jackson ver de principio a fin como ella se tocaba, soportando el dolor de su propia erección queriendo salir de sus pantalones. Aunque no sufrió por mucho. Ya que al terminar la rubia se encargó de recompensarlo por haber hecho un buen trabajo frotándole la polla por encima de la ropa interior.

A veces se preguntaba cuándo es que Michael perdería el miedo y tomaría el valor para presentarse desnudo frente a ella. Pensar en que podría irse después de ocho meses sin haberle mostrado ni una sola vez su cuerpo sin ropa que lo cubriera le carcomía el cerebro.

—Si no mal recuerdo, tú prometiste que me recompensarías si lo hacía bien hoy —. Menciona el de ojos oscuros.

—Es lo que estoy haciendo justo ahora —. Contesta la mujer siendo más que obvia.

—Tú sabes que no me refiero a esto —. Habla el rizado con un semblante algo molesto.

Michael había logrado convencer a la chica de mostrarle sus senos una vez más. Sólo que en esta ocasión por fin podría saciar sus deseos por apoderarse de ellos sin piedad con su lengua. Y a pesar de que lo hacía "sin piedad alguna" a la rubia le parecía muy tierno verlo desesperarse tanto por esto.

Y a decir verdad, Jackson no lo hacía para nada mal. Su lengua era maravillosa con sus pezones. Se apoderaba de uno mientras pellizcaba el otro, y por la secuencia que seguía se daba cuenta de que Michael no era ningún novato o principiante cuando se trataba de pechos.

—Parece que tienes experiencia en esto, pequeño —. Le halaga entre un suspiro.

Michael simplemente se limita a ruborizarse de forma leve, cerró sus ojos y siguió en lo suyo. Rodando la punta de su lengua en sus pezones algo rojos por el tiempo que ha estado chupándolos. Él sabía que era bueno haciéndolo, pero le inquietaba que su dueña se diera cuenta de eso, ya que fácilmente podría malinterpretarlo.

Esclavo | Michael Jackson [Erótica] (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora