Su día iniciaba a las 6 am en punto, ni un minuto más tarde. Con pesadez y un poco de monotonía, Sakura inició con su rutina usual, se levantó de la cama y luego de realizar un par de estiramientos caminó hacía el baño para tomar una ducha. Quince minutos después la mujer estaba perfectamente aseada y cambiada y como pasaba en uno que otro día, con un cansancio más grande que de costumbre. Hacía tres meses que la pelirrosa había sido ascendida como jefa de cirugía, un logro bastante grande tomando en cuenta su edad y, para algunos, su falta de experiencia, sin embargo aun con todos esas complicaciones, ella lograba sacar a flote el puesto que se le había asignado, quería demostrarse a sí misma que podía lograrlo y más aún, no quería defraudar la confianza que Tsunade había depositado en ella.
Luego de un maquillaje express, la mujer salió de su habitación y caminó hasta el cuarto de su hija, la cual estaba dormida.
Con un poco de pesar, movió a la pequeña en un intento de despertarla, sin embargo la niña parecía una roca ¡No se movía ni un milímetro!
-Sarada.- Susurró la pelirrosa en el oído de su hija pero no hubo efecto alguno. Cuando iba a intentarlo nuevamente el timbre llamó su atención y al parecer también la de la niña, pues al instante abrió los ojos y quitó las cobijas de su cuerpo.
-¡Ya llegó mi papi con mi hermano!- Chilló la pelinegra, echándose a correr fuera de la habitación con dirección a la puerta.
-¡Sarada, espera! Recuerda preguntar quién es antes de abrir la puerta.- Le gritó Sakura, apresurándose hasta donde su hija, la cual hizo caso omiso de lo dicho por su madre, pues sin hacer pregunta alguna abrió la puerta de par en par, dejando ver a Sasuke, el cual traía de la mano a Hebi.
-¡Hola Sarada!- Saludó Hebi, abrazando a su hermana, la cual respondió el gesto al instante.
Aunque los niños sólo eran hermanos por apellido, los padres de los respectivos tenían dudas sobre cómo es que ellos tomarían la situación del parentesco, sin embargo desde el primer segundo en que supieron que ambos compartían al mismo padre, para ellos fue la mejor noticia que pudieron haber tenido, hacían todo juntos, a veces Sarada se iba de pijamada a casa de Karin o viceversa, se apoyaban en las tareas escolares y, para sorpresa de las dos madres, resultó que Hebi era bastante celoso con su hermana, algo que llenaba de paz al padre de ambos, aunque éste siempre lo negara.
-Sarada, deberías hacerle caso a tu madre y preguntar quién es antes de abrir la puerta.- La reprendió Sasuke o al menos eso intentó, pues cuando se trataba de poner disciplina el Uchiha no era el mejor, prefería dejarle eso a las madres de los niños, él era el encargado de consolarlos después de algún regaño.
-Para la próxima vez trata de que la reprimenda suene como una.- Bromeó Sakura, mirando al azabache.
Debido a que Karin se encontraba en su último mes de embarazo, le era muy difícil moverse por lo que de vez en cuando Sasuke le ayudaba a llevar a Hebi a la escuela y de paso también llevaban a Sarada consigo. Suigetsu se encontraba de viaje por negocios, sin embargo y pese a la distancia, el hombre no descuidaba a su esposa en ningún momento, había contratado a una ama de llaves, la cual además de ayudar a la pelirroja en sus labores domésticas le echaba una mano con el pequeño remolino de seis años, todo hasta que él terminara sus asuntos y pudiera regresar a casa.
-Créeme, lo intento.- Se excuso Sasuke, entrando a la casa.
-¿Ya desayunaron?- Preguntó Sakura a los recién llegados, los cuales negaron con la cabeza. -Bueno, ¿Qué quieren desayunar entonces?- Volvió a preguntar la mujer.
-¡Hotcakes!- Respondieron los dos niños al unísono.
-Ni siquiera sé por qué pregunto si ya sé la respuesta.- Pensó Sakura, divertida.
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Enamorarte... Otra vez
FanfictionSegunda parte de "Encontrarte otra vez" Publicación de respaldo ♥️