Amén

10 2 0
                                    

No me fío de mi especie. Puedo resumirlo así.

No creo en los modelos eclesiásticos ni en las estructuras bien consolidadas de las religiones. Creo en Dios, más no en hombres que profesan ser la representación de Dios en la Tierra.

¿Un hombre puede juzgar a otro hombre en el nombre de Dios? ¿No es eso una tiranía más?

Sin hablar de la devaluada rectitud de los grandes líderes de —hipócritas— masas; tampoco mencionaré los criminales impunes que se esconden tras sotanas.

Temo a los corderos porque a leguas se le pueden ver los colmillos; pero este no es el caso, no son corderos ni lobos. Son humanos. Astutos y expertos en camuflaje.

A esos si hay que temerles.

Más a los que lastiman a otros para su placer, todos sabemos cómo les dicen, me abstengo de adjetivos —o diagnósticos psiquiátricos.

No confío en mi especie corrupta.

Tampoco en la fracción de la especie que se autodenomina “ejemplar”.

I GUESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora