Ubícate en el otro lado del paredón.
O bajo la guillotina, esa resplandeciente hojilla apuntando directo a tú nuca. Visualízate a punto de ser ejecutado esta vez, no como el verdugo. Imagina que eres tú al que señalan por ser, hacer o tener. ¿Cómo se siente? No, no me lo digas aún.
¿Cómo reaccionarías? Sé qué eres débil, por eso torturas a quienes consideras que podrían atacarte si los dejas. Te enseñaron a estar siempre a la defensiva, no te culpo, no la has tenido fácil. Sé qué prefieres ocultarte bajo esa fachada de moralista e inflexible, así te proteges de ser juzgado.
Puedo verte doblegado ante tú opresor, repito, no te culpo. Ambos permanecemos en silencio cayendo en un espiral de violencia y abusos. Nos criaron igual, solo que yo nací del lado equivocado de la línea.
¿Vas a repetir el mismo patrón? ¿Qué tal si invertimos los papeles? Sería divertido.
Si no permito a tus hijos ir a la Universidad y formarse; te privo de la salud pública; permito a mis colegas golpearte hasta dejarte inconsciente mientras me jacto de tú pena; si violo a tus hermanas; si insinúo —y afirmo— que soy mejor que tú.
¿Sería divertido?
¿Cómo reaccionarías si despiertas un día del lado equivocado de la línea?
ESTÁS LEYENDO
I GUESS
Acak«Supongo que mis gritos no son en vano Con la certeza de que alguien me está escuchando». Esto, mi estimado colega, es la máxima revelación de mi personalidad plasmada en un texto. Si lees esto y logras comprenderlo, habrás descubierto el secreto de...