La serenidad de tus misterios me estremece el pensamiento, complice de mis delirios, entre cristales habitas, cercano pero lejano, denso, suave, amargo y ácido, tan tibio como el sol de la mañana.
Prohibí a mi mente ir más allá de lo permitido, atravesar espejos en busca de tus labios, más la ansiedad es complice y compañera de todo el que no sabe esperar.
Inconclusa historia que llega a su clímax, disfruta el camino hasta el momento, pues la desesperación unde los sueños y arranca flores antes del tiempo.