la leyenda de Dana 1, 31

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Un día de descanso decidieron salir a pasear con su pequeña en las afueras del complejo, claro sin introducirse en la espesura del bosque.
Vamos Dana, -decía Magui para apresurar a su hija-, apúrate recuerda que es día de paseo.
Si mamá, le estoy terminando de dar comida a Jaco, porque despertó hambriento.
Pues apresúrate hija, porque papá ya está subiendo todo lo necesario al auto.
Minutos más tarde el vehículo despegaba de la parte alta del complejo habitacional, enfilándose a uno de aquellos claros mantenidos por el gobierno como parques semi silvestres, donde hacia frontera la tecnificada vida citadina y la libertad de la naturaleza.
Para la mayoría de los habitantes de los edificios ciudad, aquellos lugares se antojaban  extraños, eran pocas las ocasiones en las que podían ver plantas creciendo en su medio natural, y miraban con sorpresa los verdes bosques de la lejanía.

LA LEYENDA DE DANA 1 (Aventura Espacial)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora