Tercer deseo: mi último deseo

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¿Qué significaba morir?

No sabía exactamente, ni tampoco sabía que esperar de eso.

Él solo esperaba que no doliera demasiado.

Esperaba al menos poder decir alguna frase de lo más genial como de superhéroe como sus últimas palabras.

Y, aunque lo tomaba con humor, no podía dejar de sentir un terrible miedo a irse y dejar a sus amigos. No sabía que habría al otro lado o si es que habría algo.

Quería pensar que sí lo había.

Por lo menos para consolarse a sí mismo.

Antes no le importaba tanto, pero desde que había comenzado su relación con el rubio ahora todo le importaba muchísimo más.

Ahora realmente, no quería irse.

Quería seguir a su lado, seguir creciendo a su lado, ir a la universidad, vivir juntos, ese tipo de cosas.

Pero todo era muy difícil...

Había pensado mucho en sorpresas para darle a Jimin cuando ya no esté, como por ejemplo había encontrado una página que le enviaba cartas programadas.

Y le había escrito 100 cartas, cada una para cada cumpleaños, de esa manera estaría siempre a su lado, en cada cumpleaños.

Permanecería siempre a su lado.

También, había escrito pequeñas cartitas con frases, y las había escondido por toda su habitación para que Jimin y su familia se entretenga buscando. Estaba seguro de que les gustaría.

Había hecho tantas cosas para cuando ya no esté que ahora ya se sentía bien al irse.

Se sentía completo...

En realidad no.

Estaba aterrado, no lo quería admitir, pero resultaba difícil tener que decirle adiós a la persona que más amaba, a su familia, a sus amigos. Solo quería que no sufran mucho por su culpa.

Así que con una sonrisa se levantó de la camilla del hospital, para charlar con alguno de los internos.

Jimin vendría a verlo más tarde.

Él lo esperaba.

Había algo diferente en el ambiente ese día. No sabía que era, pero lo sentía.

Por esa razón cuando vio a esa masita linda, según él, cruzar la puerta del dormitorio, se apresuró a abrazarlo y jugar con sus cachetitos.

Siempre le gustaba aplastar sus cachetes, de manera que pareciera un pez, reía ante esa imagen. Y después le depositaba un beso en sus labios.

Así era su manera de demostrar amor.

_¿Cuándo sales está vez?_ Le preguntó tranquilo.

_ El doctor me dijo que en dos días me dan el alta.

Y tenía razón.

_Mira lo que tengo hoy..._ Jimin sacó de su mochila una pequeña cajita, al abrirla vio dos anillos.

_ ¡Oh!

_ ¿Nos casamos?_ El rubio lo decía con una sonrisa encantadora jugando.

Y ese fue el día en el que ambos se casaron de broma, jugando en aquel gigantesco hospital.

Los residentes o enfermeras no les decían nada, hasta aveces se unían a jugar con ellos y todo era aún más divertido.

Algunos otros niños con cáncer se unían al igual que él.

Mi lista de deseos [ Kookmin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora