Uno.

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-¿Te vas? ¿Tan fácil?- decía el ojiazul mientras sostenía a su pequeño de tan solo ocho meses en brazos.

-Nunca, y que quede claro en tu cabeza hueca Tomlinson, Nunca pedí ser madre. Fue tu descuido olvidar usar protección esa noche. Tú me prohibiste abortar. Ahora bien, cuida de tu bebé- escupió con furia la castaña que en un momento hecho fuego por la boca.

-Tú también tienes responsabilidades aquí, Melany. Tú también dijiste que querías este hijo.

-¿Para qué? ¿Para olvidarme de mí y mi vida? ¿Terminar como mi madre? Gorda y siendo una nada en este mundo. No, gracias Tomlinson. Cuando quiera echar mi vida por la borda te llamo.- Cogió su última maleta y se dirigió a la puerta.- No me llames, mucho menos me busques.- y la puerta se cerró.

Louis quedo en medio de la sala observando como "el amor de su vida" se iba de su vida. Reacciono rápidamente pues no la podía perder. Acomodo a su hijo en el primer sillón que encontró y corrió tras de ella.

-¡Melany! Regresa aquí.- grito por el pasillo.- Yo te amo.

-Yo a ti no, Louis.- dijo y comenzó a bajar las escaleras. Louis la hubiese seguido si en ese momento su hijo no hubiese dado un grito que aterro completamente a Louis.

Al entrar al departamento encontró a su hijo de cara en el piso llorando y gritoneando. ¿Qué mierda se hacía ahora?

-Levantarlo supongo.- respondió al instante y corrió por su bebé, Peter.

Peter lloraba desconsoladamente y Louis simplemente no sabía qué hacer. Amaba a su hijo pero lo amaba dormido o callado.

-El pañal, supongo será eso.- Tomo al pequeño entre manos y lo levanto hasta que su diminuto trasero quedo a centímetros de su cara. Lo alejo rápidamente.- Sí es el pañal- Dijo y comenzó a tener arcadas que no indicaban nada más que un posible vomito en medio de la sala.

Mientras caminaba por el pasillo para llegar al cuarto de Peter comenzó a pensar. ¿Qué mierda hacía con un bebe a sus dieciséis años? Mierda. Maldita calentura. Aunque no negaba que su hijo fuera una lindura. Y justo se retractó de eso al ver un pañal totalmente asqueroso, el cual fue el incentivo de que Louis corriera al baño y sacara todo el desayuno.

-Cielos. Tu sí que apestas.- le dijo a Peter quien había parado de llorar y ahora solo jugueteaba con sus pies.- También babeas mucho.- dijo al ver todo el líquido espeso que comenzaba a llegar hasta las orejas del pequeño.- Pero también te amo mucho.- menciono con una sonrisa el ojiazul. A pesar de ser tan chico se encontraba enamorado de la idea de la paternidad. Poder formar a un pequeño ser humano que era tuyo y de nadie más.

-Bien hecho bebé.- dijo al escuchar un pequeño gas del menor que disfrutaba estar sin pañal.- Mierda.- volvió a decir al ver que si, efectivamente su hijo estaba sin pañal manchando todo debajo de él de aquel... bueno esto era asqueroso.

Corrió por las toallitas húmedas y los pañales. De paso traía un cubre bocas y unos guantes.

-Ahora sí.- dijo de nuevo y coloco los guantes de látex en sus manos. Paso el cubre bocas por su cabeza y se acercó a su hijo que hacía burbujas con el exceso de saliva. - Vamos por la aventura.

Dicho esto comenzó a hacer sin fin una serie de maniobras extravagantes que a fin de cuentas sirvieron para tener a un Peter limpio y sonriente, más sin embargo también tenía como resultado un lugar lleno de un olor asqueroso y no solo de un olor.

-Iug. Comenzaras a cambiar de leche mañana.- dijo feliz pero al mismo tiempo asqueado por completo. Coloco a Peter entre las suaves mantas color azul y prendió un aparato del cual desconocía el nombre. Desconocía el mundo de los bebes. Hasta ahora su - supongo - ex novia se había hecho cargo de algunas cosas y otras más se las había dejado a su madre. Él por su parte no hacía nada más que no fuera tratar de causarle risas a Peter. Era hermoso ver sonreír a ese pequeño pues, después de atragantarse un poco, soltaba una linda risa característica de cualquier crio.

Después de utilizar sus conocimientos en lavado y desinfectado de interiores recordó que Melany, su hermosa Melany, lo había abandonado. Regresa Mañana. Se afirmó. ¿Lo haría?

Su pequeño comenzó a llorar y pronto Louis se encontraba a su lado intentando adivinar que pasaba. Pañales. Comida. ¿Qué comían los bebés? Papilla, no su hijo aún estaba pequeño. ¡Leche! Corrió por la mamila, la cual milagrosamente había ya preparado dos o tres veces anteriormente.

-Vamos Peter. Come.- pero el pequeño solo intensificaba su llanto.- Bien no seré brusco y hablare como idiota a ver si funciona.- se dijo a sí mismo y comenzó a hacer más aguda su voz. Peter solo lloraba más. -Mierda.

¿Otro Papi? |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora