Tres.

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TRES.

NUESTRO PRIMER DIA

-Vamos Peter, pensaran que te he robado si no dejas de llorar.- rogó el castaño a su pequeño que secretamente comenzaba a sentir un hambre terrible.

Las personas que pasaban solo veían la escena extrañados y uno que otro dando un buen susto cuando el pequeño tomaba aire y lo soltaba todo en un llanto. No habría salido de su apartamento de no ser necesario, la alacena estaba vacía, los pañales se estaban acabando y la leche estaba en sus últimas. Parecía que todo estaba agotado y triste en su hogar, al igual que él.

-Vamos pequeño, te cambie hace media hora, no puedes ya estar apestando.- aunque sin descartar la posibilidad llevó el pequeño trasero de su hijo a su nariz, sólo olía a talco y el aroma característico de críos. –Pañal no es.

Piensa Louis, piensa.

Pero antes de poder comenzar a carburar una niña pequeña se acercó al ojiazul. Iba disfrazada de árbol lo que le pareció a Louis un detalle divertido.

-Hola.- susurró ella observando fascinada al bebé que no hacía más que llorar e hipar cada vez que daba un respiro.

-Hola pequeña.-respondió algo distraído, no era el mejor momento en el que se le podía hallar al castaño.

-¿Tu bebé llora mucho?- dijo la niña inocente, lo que arrebato una pequeña sonrisa a Louis.

-Mucho es una palabra muy corta.- dijo sonriente.

-El mío no llora mucho.- respondió y mostró una sonrisa con un par de ventanas que hacían ver a aquella niña muy tierna. De pronto desapareció moviendo sus ramas de tela de una lado a otro y a los minutos volvió pero esta vez con un pequeño bebé de juguete. – Se llama Teddy.-dijo orgullosa.

-Mi bebé se llama Peter.- le comentó a la pequeña que veía emocionada a un bebé de verdad, Louis por lo mientras seguía meciendo a Peter ya de forma desesperada.

-Peter llora mucho.- Informó con una carita de curiosidad, Louis estuvo a nada de decirle algo parecido a "Ni creas que no me doy cuenta" pero antes de que esto ocurriera la pequeña se sobresaltó haciendo que el castaño lo hiciera también.- Quizá... solo quizá... tenga hambre.- y se cubrió la enorme "O" que había formado con su boca con sus dos pequeñas manos dejando caer a su bebé.

-¡Hey! Teddy se cayó- anunció el castaño que no quería hacerle notar que tenía razón, recordó leer en internet que los bebés comen, duermen, apestan su pañal y babean, todo en horas distintas pero siempre muy ha seguido. Vaya, hasta una niña de no más de 5 años tenía que decirle que hacer.

-Ya me voy ¡Adiós Peter!-dijo agitando su manita al bebé que la enfocó con curiosidad sin dejar de hipar pero cansado de gritar. La pequeña se fue corriendo juntó con su mamá que la veía con ternura. Recordó a Melany. Que mal.

-Creo que ya te estoy empezando a comprender.- le dijo a su pequeño mientras sacaba de un morral una mamila recién hecha.

No más de 15 minutos en la calle y Louis se sentía deprimido a más no dar. No iba a ser capaz de nada de esto ¿qué pasaría con sus estudios? ¿O el gran despacho que quería abrir? Claro, eso lo hubiera pensado antes de meterse entre las piernas de Melany. Se reprochó a sí mismo.

.......

-Niall, soy un desastre.- dijo tomando asiento en el sillón de su amigo, parecía que aquel verde comenzaba a parecer negro pues la suciedad abundaba de dentro a afuera.

-¿Qué pasó? El pequeño Peter te hizo encima ¿verdad?- dijo sonriente.

-No, aunque eso de verdad sería cagarla competa y literalmente.- los dos rieron un momento.- No, en serio, una niña de 5 años me dijo lo que tenía que hacer ¿puedes creer lo humillado que me sentí después de eso? Más aun cuando la niña iba vestida de árbol- el rubio rió.

-Tú lo que necesitas son clases de maternidad, Louis.- dijo con un toque burlón, típico de amigo.

-No soy "la" madre.- dijo algo molesto por recibir burlas en lugar de apoyo.

-Querido amigo, déjame decirte que tal vez no lo pareces, te hace falta busto ¿sabes?, pero justo ahora eres madre y padre de ese pequeñín. Eres su todo y creo que informarte no te haría ningún daño.- dijo esta vez con un tono serio. Y es que de verdad veía el desastre que Louis traía consigo, su camisa estaba manchada de vómito, posiblemente por no haber ayudado a Peter a sacar el aire que el mismo no podía aún. – Te llevaré ¿queda claro? Puedo entrar contigo y hacer que sea menos... ¿vergonzoso?

-No. De ninguna manera, creerán que somos uno de esos.- dijo como si aquello fuera un insulto de los peores.

-¿Esos? ¿Estamos en Harry Potter y el-que-no-puede-ser-nombrado anda por aquí? –dijo algo molesto Niall.

-No, pedazo de idiota, solo que no vale la pena decir lo que son. En fin, dame la maldita dirección.- dijo para finalizar el tema con un Niall disgustado y un Peter con la pequeña cabeza colgando de manera incómoda.

....

Salir de casa era difícil, pero llegar lo era aún más. Louis se dijo internamente que era el último jalón de la noche. No podía imaginar lo que pasaría apenas llegara a su apartamento.

Los muebles de ella no estaban, su secadora de pelo se había esfumado, y la toalla de baño que siempre dejaba tirada en el balcón ya ni siquiera estaba ahí.

Se había marchado de verdad. Y es que, aunque el castaño había tomado en cuenta lo que su mejor amigo había dicho el día anterior, aún, en algún lugar de su corazón el cual evadía la razón y hechos, tenía la mínima esperanza de que Melany entrará (junto con su madre) a decir que fue una broma y que ellas cuidarían de Peter, Louis sólo volvería a ser el que le sacaba sonrisas y no aire al pequeño cada vez que terminaba de comer. Se sentía idiota. Era idiota.

No pudo hacer mucho más que dirigirse a la habitación del pequeño.

-No puedes ser así de perra.- dijo en voz alta. La alcoba que había sido vaciada de arriba abajo, se veía la marca del lugar en el que había estado la cuna, la mecedora y el mueble que contenía su ropa, más sin embargo la ropa estaba en el piso, justo a su lado había una nota que Louis recogió con trabajo pues Peter suspiraba y soñaba aún en sus brazos.

"Estoy embarazada de alguien que al menos promete un futuro, tuve que tomar las cosas, a fin de cuentas mi madre las había comprado o donado, da igual. No me busques, y no intentes entrometerte en mi nueva vida y búscate una."

-Sí, si puede ser y mucho más que una perra.- se dijo de nuevo Louis. Dobló la nota y la metió en los bolsillos de su pantalón. Sentía el enojo correr por su sangre, no iba a dejar de ser el iluso adolescente de la noche a la mañana, pero la determinación que sentía en ese momento era el primer paso. Fue a su habitación que por suerte seguía intacta, acostó a Peter a un lado. Quitándose la ropa y poniéndose una cómoda piyama negra tomo de nuevo la nota, fue hasta su cocina y la dejo en la alacena, sería un fiel recordatorio de que ahora sólo quedaba su hijo y él. Volvió a su habitación.

-Solo tú y yo Peter.- decirlo en voz alta lo hacía sentir más real, lo tenía que aceptar.

Se recostó al lado de su pequeño, le acarició la cabeza que tenía mal puesta un gorro. El pequeño suspiró y comenzó a babear. Les esperaban largos años juntos.


¿Otro Papi? |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora