Capítulo único

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Tony y Loki se encuentran en la cafetería de la academia compartiendo una bebida. Llevan una hora sin parar de mover los labios por ponerse al corriente de los últimos chismes de su vida y algunos que rondan por la escuela, ya que no se habían visto a causa a las vacaciones de verano. Aunque conversaron por el chat a diario y lo que se dejaron de ver fue un lapso de un mes, se comportan como si no se hubieran visto en años. Realmente se extrañaron o... tal vez, son un poco exagerados.

Tony Stark, al ser el chico más popular de la escuela, tiene un sin fin de amigos, aunque muy pocos reales, entre los cuales destaca Loki, quien es ese amigo con el que puede hablar por horas de cualquier cosa sin que salga regañado. Tiene plena confianza en él, especialmente para confiarle sus temas de índole personal y amorosa. No tiene ningún reparo en mencionarle los chicos que le gustan o con los que ya se acostó, pues Loki, a diferencia de Pepper o Rhodey, en vez de retarle por eso, lo alienta e, incluso, algunas veces lo ayuda.

Ahora es el azabache que parlotea sin cesar. En un momento dado se detuvo al percibir que Tony dejo de prestarle atención, algo que en verdad le enfada, detesta verse ignorado. Empezó a llamarle, pero éste no le hace caso, se mantiene viendo un punto en particular con cara de bobo y eso solo significa una cosa, que ya bien sabe el joven Loki, ya que es la cara que siempre pone cuando alguien le gusta.

Loki, que le estaba dando la espalda a aquel ser que robo la atención de su amigo, por inercia volteo a ver sumamente interesado. Las facciones molestas de su rostro se suavizaron, sus labios se dejaron caer y sus pupilas se dilataron al encontrarse con tan hermosa criatura de tez lechosa, pómulos afilados, cabello oscuro como la noche con algunas mechas blancas como la nieve adornando su bello rostro y una mirada enigmática que varia entre el azul y el verde.

—Guau—fue lo único que pudo pronunciar ante el inusual descubrimiento.

El chico de extraña pinta, leía tranquilamente un libro que parece tener años de antigüedad, mas suspendió su lectura cuando sintió aquellos penetrantes ojos sobre él. Levanto la mirada con un gesto poco amable, notando como el par lo observan de una forma inusual, de un modo que quizá clasificaría de "aterrador", por lo que, incomodo, se puso de pie y huyo rápidamente en busca de un lugar más adecuado para leer.

—¿Quién es él?—preguntó Loki pasmado.

—No tengo idea, jamás lo había visto—respondió Tony un poco atolondrado.

—Debe ser un estudiante nuevo—agregó entusiasmado—. Es muy guapo... y sexy—dijo en un tono que evidencia su gusto por el misterioso chico.

—Sí...—asintió, pero tan pronto reparo en las palabras de su amigo, la sonrisa en su rostro desapareció—. ¡Yo lo vi primero!—reaccionó de inmediato, advirtiendo para que no se hiciera ilusiones con él.

—¿Qué?—frunció el ceño, entre ofendido y asombrado—. Ay, no—llevo la mano a su frente, percatándose de la situación en la que han caído.

—Me gusta—añadió vivaz y emocionado.

—Creo que hay un pequeño problema—dijo enseriado el de verdosa indumentaria, observándolo severo.

—Ahhh... No—comenzó a negarse al darse cuenta que ambos terminaron flechados por el mismo chico.

—Sí...

—No me hagas esto.

—...me gusta y mucho—admitió.

Ambos quedaron callados por un momento, sin saber exactamente qué decir o cómo proceder.

Tony piensa totalmente convencido que él debe ser quien lo invite a salir, por lo cual espera el momento en que su amigo le diga: Quédatelo tú, lo viste primero, pero en su lugar dijo:

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