Rosas┊minsung

16

Final

Minho apoyó su cabeza contra la pared, llevaba cerca de tres horas en la misma posición, en la habitación que alguna vez compartió con Jisung. Miraba de un lado a otro, quizás hasta en el vacío encontraba un recuerdo del de grandes mejillas.

"— Hyung, soy feliz contigo".

— Yo también lo era, pero no lo supe apreciar— murmuró ante los recuerdos que llegaban a su mente.

"—Hyung, ¿tu me amas no?".

— Te amo, de verdad lo hago— cubrió su cara con sus manos, lágrimas salían una y otra vez— soy un idiota, un estúpido.

"—Hyung ultimamente trabajas
tanto, ¿Quieres besitos?".

— Quiero sentir tus labios una vez más, pero no puedo hacerlo ya— se dejó caer sobre el frío piso abrazándose a sí mismo.

"— Eres falso Minho".

Quiso decir algo, quiso contestar aquella memoria. Pero las palabras no salieron de su boca, había destruido a la persona que más le amaba, quizás el amor de Jisung era de los más puros que existían.

Pero nunca supo cómo valorarlo.

Tampoco creía merecerlo.

Pero no quería perder, prefería que le arrancarán la piel a pedazos antes de perder al menor para siempre.

Sintió a alguien entrar al apartamento, no le importaba realmente de quien se trataba, podría ser un ladrón, un asesino, quien fuera, era algo que poco le interesaba saber.

— Minho— la voz de Chan llegó hasta sus oídos.  Levantó su vista levemente para divisar al pálido mirarlo con una expresión seria y fría.

— Puedes golpearme, si es lo que deseas.

Chan negó.

— Jisung se va.

(...)

Sus piernas se sentían invisibles, de hecho no sabía siquiera cómo seguía corriendo camino al aeropuerto. Quería impedirlo, podía soportar no estar con Jisung, incluso verlo al lado de alguien más, pero nunca, jamás podría soportar no verlo de nuevo.

Necesitaba disculparse al menos para dejarlo ir, necesitaba escuchar esas palabras salir de la boca del menor.

Solo un poco más.

Entró al aeropuerto, la multitud no le ayudaba a avanzar como era debido. De hecho, sentía que no lograba pasar de la sección en donde se encontraba.

Miraba en diferentes direcciones en busca de Jisung, pero nadie se parecía al menor. En algún momento la desesperación lo había hecho llorar, aunque no está seguro de cuándo pasó.

Derrepente, sus pasos se detuvieron.

El avión frente a sus ojos le indicó que él ya no se encontraba más a su alcance, se había marchado.

Cayó de rodillas, dándose cuenta en ese instante, que lo había perdido todo.

Fin

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