Alcohol, música a tope y el corazón destrozado de una chica, ¿Qué podría salir mal?
La relación de Estados Unidos no ha ido tan bien últimamente, y su hermana Canadá está harta de verla llorar. Una noche, queriendo animarla la lleva a la discoteca m...
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Estados dos Unidos. Esa preciosa chica americana que si quisiera podría dominar el mundo.
Piel blanca cual nieve, estilizada con simétricas rayas rojas repartidas a lo largo y ancho de todo su cuerpo y con una parte azul en su rostro espolvoreada con cincuenta estrellas, cada una representando a sus queridos hijos.
Una mujer de carácter fuerte y difícil de domar, una chica que muchos llamarían egocéntrica y arrogante, pero muy, muy en el fondo, la joven estadounidense tiene un maravilloso corazón de oro, siempre dispuesta a ayudar a sus más queridos, capaz de brindarte ayuda sin esperar nada a cambio o también de darte un hombro donde llorar o apoyarte en los momentos más difíciles que puedas llegar a tener. Alguien totalmente entregada una vez te has ganado su confianza, incluso más amorosa si se llega a enamorar de ti; mimosa, adorable, leal, amorosa, y millones de adjetivos más, pero es una lástima que algunos no sepan valorar eso.
Desde hace ya varios años la de cincuenta estrellas entabló una relación amorosa con China; un hombre asiático de piel color rojo intenso, que también tenía cinco estrellas en la parte superior izquierda de su cara. Un hombre un tanto más calmado y sabio, casi como un abuelo, a pesar de ser bastante menor de edad que la joven americana.
Ambos enemigos comerciales mantuvieron un noviazgo durante casi dos décadas, una relación que tenía sus bajas, como toda pareja, dificultades que lograron superar gracias al amor que se tenían, un amor que tristemente se acabaría tarde o temprano.
Los lazos se fueron deteriorando poco a poco, empezando a ser un poco cortantes, llegando a hablarse muy poco al día comparado con las bellas tardes de platica que tenían casi todos los días. También la falta de atención que se ponían el uno al otro, y las crecientes discusiones que amenazaban con llegar a la violencia física. Ambos se fueron distanciando, a tal punto que las únicas palabras que intercambiaban eran 'Buenos días/tardes/noches'.
Un punto al que la americana nunca quiso llegar. La pobre seguía aferrándose a la idea del "felices por siempre" que sostuvo durante años. Varias veces había llamado llorando a su hermana, Canadá, en busca de algún consejo o simples palabras de aliento. Le dolía bastante.
Últimamente, USA parecía ser la única con ganas de seguir con la relación, el sobre esfuerzo que le dedicaba y la falta de interés de China generaban un desbalance que de a poco acabó con el poco amor que aún quedaba, llegando a ser prácticamente desconocidos.
Y aquella noche de viernes, precisamente ocurrió lo que se volvió casi habitual en la vida de la pareja. Una discusión algo fuerte, llegando ambos "amantes" a arrojarse cosas mientras gritaban, el triste día a día que a ambos les tocaba vivir.
La disputa terminó como siempre, con una China indiferente y bastante molesto que salía a fumar al jardín, y con una USA llorando a mares corriendo a encerrarse en su habitación, pues ya ni el cuarto compartían.
