Siempre he pensado que existen 2 tipos de personas, aquellas que nacen para ser dichosas y algunas a nunca conocer la felicidad. Recuerdo que eran las 4:00 am, mi "habitación olía como siempre, a sacos de cemento y herramientas viejas, a mi alrededor, un par de niños de mi edad, unos incluso más chicos que otros. Siempre me levantaba temprano, me gustaba tener unos cuantos minutos de calma antes de volver al infierno que era mi vida, solía preguntarme si Dios había programado mi vida o quizá estaba pagando los pecados de mis padres. La misma pregunta rondaba en mi cabeza todos los días, dejando de lado el sentimentalismo, me dirigía al granero a recoger mis herramientas para comenzar mi trabajo, así no sufría reprimendas del bastado al que llamaba padre que ni siquiera era mi padre biológico, más bien era un hombre que me compró junto con otros chicos de un orfanato a las afueras de Phoenix, Arizona, a día de hoy nisiquiera se si soy americano o no, tampoco logré a conocer a mis padres si así puedo llamarlos por que no les agradezco por haberme traído al menos a veces eso pensaba, solo agradecía al cielo de tener hermanos, por que aunque no teníamos lazos de sangre, teníamos un vínculo de amistad que superaba cualquier lazo de sangre, no tenían nombre así que los nombre, eran 3 chicos y una chicos, Earl, Jameson, Ryan y Julia, el viejo no dejaba que saliesemos, no teníamos educación pero por lo menos el viejo se diganaba a tener una biblioteca de la cual robaba uno que otro libro para leer y enseñarle un poco a mis hermanos, el viejo era un bastado, nos utilizaba para trabajar en su granja y cortar su hierba, siempre me encargaba del trabajo de mis hermanos para que no sufran de las palizas del viejo, me encantaba escapar de mi realidad aunque sea por un par de minutos, de repente los gritos del viejo me hacían regresar y continuar mi miserable vida.
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Expediente 57
FantasyJoe Riley, un joven que conoció la infelicidad y el maltrato a corta edad, reforma su vida al conocer a un detective devoto a la justicia, intenta convertirse en un hombre digno de llamarse detective.