°^•~Colisión~•^°

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Midas

Lugar: Zona Cero

Nota: (Esta zona no está ubicada en la novela original, fue sacada como una idea para los siguientes capítulos, es un lugar donde todos los mestizos capturados son enviados para ser tratados como esclavos, escarbando minerales esperando su pronta extinción de su raza)

Ese día, cuando salió del montículo de piedras donde vivían él y Katze ,una sensación inquietante subiendo por su columna presentía que este día no iba a ser como los demás, aunque a Riki no le importara demasiado lo que le pasará a la gente que vivía en Zona Cero, no dejó de estar alertar ante cualquier movimiento, arrastró sus pies descalzos con desgano hasta la zona de excavación, Katze había pedido su ayuda para ciertos asuntos importantes, no entendió que fue lo que sucedió al final, solo que después de una serie de preguntas extrañas y respuestas dudosas, lo dejaron irse sin nada más que decir, además, sobre el objeto que rodó de las faldas de Ikel debido a la insistencia del niño, no encontró el tiempo adecuado para verificar su información y simplemente, no se atrevía a molestar a Katze después de verlo constantemente ocupado en el ordenador con asuntos que desconocía.

Además, ayer en la noche, Ian Mink no había aparecido en la pantalla para llamarlo, ni mucho menos se comunicó con Katze y esto, se sintió extraño, porque muy en sí, había esperado.

Cuando se acercó a la zona de excavación, un enorme y escandaloso grupo de personas se agruparon en la entrada del lugar, la alegría abundaba sus expresiones junto con gritos de victoria, algunos objetos fueron lanzados en el aire siendo sujetados por los demás al instante, entrecerrando los ojos para enfocar la imagen delante de él, encontró a un niño pequeño muy conocido corriendo a su dirección distraído mirando un conjunto de dulces abrazados en su pecho, mientras que, guardias de esa zona se dispersaron con sonrisas tétricas burlándose de la gente, antes de que el niño lo esquivara, Riki rápidamente hizo un movimiento, con su cuerpo empujó al niño a un lado, quien sorprendido dejó caer al suelo algunos de los llamativos dulces , antes de recuperarlos, Riki ya los había aplastado con sus pies.

_ ¡O-Oye!_ vociferó el niño exaltado, levantándose del suelo llevándose el polvo pegado en su ropa harapienta, estaba dispuesto a lanzarse y golpear con sus débiles puños el cuerpo de Riki pero antes de hacerlo, alguien más lo hizo por él _ ¡I-I-Ik-Ikel!_ animándose por la reciente llegada, primero buscó refugio ubicando a alguien más caminando cerca, rápidamente se ocultó detrás de Elot, animando a Ikel desde la distancia.

_ ¡Te dije que dejaras en paz a Bobo!_ agresivo con sus palabras y sus puños, Ikel estaba bastante fastidiado con Riki, a pesar de no tratar mucho con ésta persona, sentía capricho inmensos de acabar con él, su sentir aumentaba cuando éste se escapaba de sus golpes con gran facilidad.

Dando vueltas entre ellos esquivando golpes, incluso con su pelea, la gente no dejó de prestar atención a sus "premios", saboreando con un sabor del cielo este pequeño regalo.

Las patadas, golpes, puños entre ambos llegaron a su punto más alto, llenando de una sensación de fortaleza en sus almas, en Riki, esto lo llevaron a vagos recuerdos de Bison, de sus enfrentamientos por territorios, de darles una pequeña lección a los pillos que querían rebajar al grupo, de sus altercados entre hermandades al lado de Guy.

_ ¡Ikel!, ¡Alto!_ incluso con el grito de Elot, ninguno de los dos estaban dispuestos a detenerse, no iban a abandonar esta lucha que se ha pospuesto desde hace varios días, sin embargo, Elot no dejó que siguieran matándose entre sí, con rápidos movimientos alejó a Riki de Ikel, sosteniendo en un abrazo al último, un suave sollozo llamó la atención de los tres, observaron la espalda temblorosa del niño apodado "Bobo", quien se acurrucaba en sus propio brazos, siguieron la dirección en que este niño observaba, desde la lejanía, el grupo de personas que estaban con los guardias, se habían dispersados entre gritos llenos de temor arrojando con asco y ira los dulces, los guardias se rieron a sus espaldas, llenos de burla de su desdicha.

AFÍN (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora