¿Puedes decir "te amo"?

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El bicolor pudo escuchar las fuertes pisadas que daba su novio, porque claramente reconocería esos enojados pisotones que daba el rubio de carácter explosivo; el dolor en su pecho se incrementó, incluso el respirar se le hacía pesado, ¿tendría otro cuadro de ansiedad?, oh, ya comenzó a temblar y sus ojos volvían a arder.

-¡¿Te volviste a quedar dormido, bastardo?!

La no mucha sutileza, con la que fue abierta la puerta, hizo que el delgado cuerpo del bicolor se ocultase entre las cobijas; ¿es que ni siquiera podría darle la cara a quien decía amar?.

Las lágrimas volvieron a descender por sus mejillas, mientras varios escenarios se montaban en su atolondrada cabeza, provocando que se impacientara aún más de lo que ya estaba, porque no era la primera vez que algo así sucedía; entonces, ¿qué haría el rubio?, ¿Katsuki terminaría la relación?, ¿o le gritaría para desahogarse con él?, tal vez, ¿pediría alguna explicación?, ¿o era que simplemente le diría un par de cosas y luego se iría de su habitación, y no hablarían por semanas y él se sentirá más angustiado, y Katsuki encontraría a alguien más, alguien mucho mejor de lo que es él?, ¿y sí-

-¡Shouto, regresa!

Salió de su trance al escuchar la gruesa y rasposa voz que el ojicarmín empleó para llamarle preocupado por su nombre; ya no se encontraba entre sus suaves cobijas, su cabeza ya no resposaba sobre las almohadas, ahora se encontraba envuelto en los fuertes brazos del mayor, y su cabeza terminó apoyada contra los trabajados pectorales ajenos.

El aire volvió a su pecho, pero el nudo en su garganta seguía ahí, apretándose contra sus cuerdas vocales; quiere disculparse por fallarle, explicarle que tuvo una crisis, ¿y si Katsuki cree que sólo se excusa en su enfermedad?, no sería el primero ni el último que pensase eso, pero que fuera él, quien pensase aquello, le dolería demasiado y su poca estabilidad emocional se hundiría aún más.

-Perdón, ¡perdón!, por favor.

Sus temblorosas manos se aferraron a la chaqueta negra que vestía el rubio, su frente se pegó a su cuello y sus labios terminaron por sangrar gracias a la gran mordida que él mismo se dio.

-L-lo siento, Kats, no quise fallarte, lo siento.

Su voz terminó por salir en un hilo demasiado delgado, casi roto, así tal como lo estaba él en estos momentos; debía verse y escucharse patético, no le merece, Bakugou no merece alguien tan débil. Y una vez más, Todoroki se mentaliza que su novio estaría mejor con alguien más; él no es tan divertido o interesante como lo es Kirishima, tampoco es gentil y tierno como Midoriya, o dulce y amable como Yaoyorozu, o con buenos gustos como Jirou. No tiene nada particularmente bueno.

¿Por qué su novio seguía con él?

-Mírame.

"No puedo", pensó mientras cerraba los ojos con fuerza.

"Quiere ayudar, hazlo"; ¿desde cuándo apareció aquella vocecita?, no lo sabe.

"No puedo", y el aire volvía a faltarle.

"Él te ama, ¿por qué no confías en él?"; el intento desesperado por respirar se detuvo ante aquello.

-Shou, por favor, mírame.

Ante la suavidad de las palabras, de la delicadeza que se empleó con aquella gruesa voz, y de la amorosa caricia que se le brindaba en la mejilla, Shouto abrió lentamente los ojos.

-Katsuki, yo...

-Está bien, no me des explicaciones, no hay necesidad.

No había mentira en la mirada carmesí, no cabía más que compresión en aquellos salvajes iris; dicen que en los ojos está el reflejo del alma, y no puede negar aquello.

-Si hubiera sabido que estabas en crisis y no durmiendo como pensé, yo te hubiera traído tu leche de fresas o algo de soba.

El bicolor sabe que su novio intenta animarlo porque está preocupado por él, lo que hace que su estómago se encoja en su lugar; ¿vomitará?, no quiere dar más pena.

-Hey, mentecita de mi novio.

-Katsu-

-Si me preocupo es porque lo amo y porque quiero, no porque sea una jodida obligación.

No estaba hablando con él, estaba hablándole a su subconciencia, a aquella que no hace más que producirle estragos en la cabeza y el estómago, como si le estuviese regañando, mientras que sostenía delicadamente el tembloroso cuerpo, como si estuviese vacío, como un cascarón; otro pensamiento invasivo comenzaba a pertubarle la poca tranquilidad que volvía a recoger, y la pequeña sonrisa que comenzaba a florecer, se borró.

-Estoy vacío.

-¿Qué?

-Algo vacío no tiene valor.

-¿Mi amor no llena aquel espacio donde se supone está tu corazón?, ¿la sonrisa de tu madre no ilumina tu opacada alma?, ¿la amistad de todos esos tontos no cuenta?.

-Eso...yo...

-Si lo dices por lo que vino incluido en ti, pues déjame decirte que todo en ti es genial, desde esa fría indiferencia hasta lo desordenado de tu cabello cada vez que despiertas por las mañanas, porque tu voz gruesa me resulta muy sexy, ¿sigo?, bueno, esa cicatriz te hace lucir muy misterioso, y tu cabello es como un helado de fresa.

Y el aludido rió en medio de hipidos, dejando que Katsuki apreciara aquellos enrojecidos ojos hacerse chinitos, gesto que también le hizo sonreír.

De lo frío que el menor se sentía, una pequeña zona comenzaba a calentarse, en medio de su caja torácica, y no se detuvo ahí; los suaves besos en su rostro, los toscos dedos ajenos que se deslizaban con total cuidado sobre cuero cabelludo, las dulces palabras que eran susurradas, todo aquello incitó a que la calidez se esparciera desde su pecho hasta lo último de su cuerpo.

Sabe que no será la última vez, ambos lo saben, también son conscientes de que la crisis aún no acaba, que con un par de palabras se solucionará todo como en los cuentos de hadas; es la vida real, los miedos son reales, ellos son reales al igual que el momento que viven, nada se solucionaría con "el poder del amor" o con un beso de amor verdadero, hacia falta más que eso. Shouto no pedirá más porque se siente una molestia, pero Katsuki, bueno, ¿qué decir?, es Bakugou Katsuki, y ayudará a su novio con su poco conocimiento en psicología.

-Vístete, iremos a animarnos un poco.

-No quiero salir, Kats.

-Si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma.

Y así, media hora después, el bicolor oía cómo el rubio gritaba sobre no invitarles, de aquello que había pedido por delivery, al grupo que se autodenominó el Bakusquad; lo vio entrar y azotar la puerta, mientras le mostraba los diversos paquete de dulces que tanto le gustan al menor. Sonrió como agradecimiento, sintiendo como sus ojos volvían a humedecerse ante tal lindo e inusual gesto.

-Katsuki.

Sus manos, que se extendían hacia el mayor, fueron tomadas por éste, quien las besó y susurró aquello que quería oír.

-Te amo, Todoroki Shouto, tú y yo somos el uno para el otro, somos imparables.

Lo abrazó y ahora las lágrimas ya no caían por aquel dolor en el pecho, su cuerpo ya no temblaba por el miedo y el nudo en su garganta se deshizo; un sonrisa se posó en sus labios, y la paz le revoloteó en el alma, como si fuera un grupo de libres y hermosas mariposas.

Lo siento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora