El Presente

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Tengo todos estos demonios escondidos debajo
Nadie puede verlos, nadie más que yo, y tú eres la razón
La única cosa que me impide sumergirme en el fondo
Porque tengo todos estos demonios, demonios, demonios

Bueno, al principio pensé que tenía que soportar este peso por mí mismo
Pero cuando mis rodillas se debilitaron y necesitaba ayuda
Estabas allí para quitarme el dolor que sentía
Eres el único que me dio esperanza
Eres el único que realmente sabe

Alec Benjamin — Demons

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Levi


Ciertamente nunca se me había ocurrido venir a un lugar como este y encima a estas altas horas de la noche con las heladas presentes por la temporada. Eren y yo estábamos en el bosque María, no era a las afueras de la ciudad, pero puedo decir que tenía su distancia lejos de esta como para ser un lugar sin gente, los vientos helados habían congelado el lago que estaba muy cerca y los árboles estaban cubiertos por una gran capa blanca fría de nieve a causa de la tormenta de esta tarde, aún ahora sigue nevando, pero con suavidad.

Eren me sostenía la mano mientras caminábamos por ese lago congelado, si, con nuestras neuronas congeladas no se nos ocurrió mejor lugar para caminar durante la madrugada para disfrutar del momento, cada paso marcaba una sentencia silenciosa de advertencia y peligro, el hielo podría romperse en cualquier instante, no podemos quitar esa probabilidad y eso me causaba un poco de temor, sin embargo Eren caminaba como si estuviera parado sobre el pavimento, sus movimientos desprendían demasiada confianza, me insistía que no había nada de qué preocuparse ya que el hielo estaba demasiado duro por la temporada, esas afirmaciones me dejaban pasmado, pero él vio una oportunidad y salió corriendo por el hielo soltándose de nuestro agarre firme, el calor de su cuerpo se esfumó y dio cinco pasos, ya en el sexto resbaló y cayó de forma dura contra el hielo quedándose quieto sin aire. Joder, no puede ser.

— ¡Eren!

Mi voz salió y no tarde en alcanzarlo donde estaba recostado él, tenía los ojos cerrados y aunque su cara mostraba una mueca de dolor pronto soltó una risa escandalosa llenando el vacío bosque, podría apostar que quizás es la sonrisa más bonita que alguien me había mostrado, me sentí bendecido de poder apreciarla justo ahora.

— Acuéstate.— mencionó en un suspiro, con un tono suave que adormecían mis oídos en su suave melodía el castaño mientras su mirada estaba fijada en el cielo y con una mano me invitaba a su lado. Insisto, Eren si es alguien MUY particular por estas actitudes, ¿a qué clase de loco le gusta tirarse en la capa de hielo después de haberse dado un putazo con este y el frío penetrando toda tu alma?

Ah, cierto, Eren Idiota Jeager

Bueno, soy un idiota al gustarme otro idiota.

Caí en cuchillas y luego dejé caer mi cuerpo encima del frío, con la cabeza hacia arriba y estaba muy cerca de Eren, entonces nos tomamos de las manos entrelazando los dedos, no había palabras, callados y sumidos en nuestros propios pensamientos el silencio nos daba un momento de tranquilidad, el cielo estrellado observaba con cuidado nuestro actuar y nunca nos quitaba el ojo de encima.

— Y... ¿sabes algo de estrellas?— sondeó Eren con su curiosidad de gato mientras sus ojos turquesa brillaban en mitad del lugar por el reflejo del cielo estrellado, aunque el suelo estuviera frío el calor de nuestros cuerpos cerca era perceptible y me distraía un poco.

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