Capítulo único.

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Kirishima llevaba saliendo con Bakugou aproximadamente medio año o más. Y era muy feliz con su relación, adoraba al cenizo, estaba enamorado de él desde la punta de sus cabellos hasta los dedos de sus pies.

Pero toda relación tiene ciertos...problemas.

Katsuki odiaba que le tocara en público o le diera algún beso, no era el tipo de novio que fuera dulce y amoroso, tenía una gran manía por obligarlo a entrenar y estudiar hasta que su cuerpo junto con su mente pidieran piedad. Un sádico por excelencia, había dicho Denki alguna vez.

Eijirou, en un inicio, estuvo bien con eso. Es decir, conocía muy bien de la persona de la que se estaba enamorando. Entendía que bajo toda esa dureza y capas de enojo, había un lindo chico, tierno y sensible siempre dispuesto a escucharlo, darle una mano o un buen golpe cuando se estaba desviando del camino.

Así que el problema no era que ya no quisiera al cenizo —todo lo contrario— el problema era que quería que él se lo demostrara. Que fuera más afectuoso, amoroso y lindo sería algo agradable para empezar.

Eso era soñar demasiado alto.

— ¡Puta madre, déjame en paz! —grito el cenizo poniendo una mano sobre su rostro.

— ¡Pero B-Blasty prometiste venir a mí habitación después de clases!

— ¡Jódete, nunca prometí eso! —hizo una explosión pequeña con su mano — ¡Kirishima, tengo que irme, maldición! ¡Déjame!

El pelirrojo termino cediendo, desactivando su habilidad y soltando a su novio que le veía enfadado. Era verdad, ellos nunca prometían ir a la habitación del otro, era más bien una costumbre no establecida que seguían. Claro, hasta que al cenizo se le dio porque ese día quería hacer un entrenamiento en el cual él no estaba invitado.

Kirishima no era un niño, pero sentía grandes deseos de seguir con su berrinche.

— ¿A qué hora vuelves? —interrogo con el ánimo por el suelo, sumamente triste y decaído.

Le pareció escuchar que el cenizo bufo o se rió pero como no le estaba viendo, no supo cual de las dos cosas fue.

—Tarde. No me esperes —sentenció —Haz tus tareas y vete a dormir temprano, ¡nada de idioteces con Kaminari!

El pelirrojo hizo un frustado puchero y asintió. Después, levanto la cabeza para verlo, el cenizo seguía usando el uniforme de Yuei y tenía sus brazos cruzados sobre el pecho, se veía muy sensual de ese modo. Una parte dentro de él no quería aceptar que le exitaba ver a el mayor enojado.

—Te acompaño a la puerta —dijo para olvidar que se estaba sonrojado por solo ver a su novio.

—Haz lo que quieras, pelos de mierda.

Katsuki se dio la vuelta, yendose de los dormitorios y Eijirou le siguió detrás. Apenas salieron por la puerta intento vagamente tocar su mano pero el cenizo chasqueo la lengua y se alejó de él, estuvo todo el camino intentando ignorar la punzada en su pecho que le provocó aquel rechazo.

—Hasta aquí —declaro el cenizo cuando estuvieron a unos metros de la entrada —Vete adentro.

—Hmm...—murmuró el pelirrojo —Hey, Bakugou —le llamo.

El cenizo le miró, con esa expresión que le decía que soltara ahora lo que tenía para decirle o que le dejara en paz de una vez. Sus ánimos estaban bajos como para pelear, así que termino por menear la cabeza de un lado al otro.

—Nada. Que te vaya bien en tu entrenamiento —deseo desanimado.

Bakugou le miró con duda unos segundos pero después, solo volteó y se fue hacia la sala de entrenamiento que había dentro de la preparatoria. En una parte del camino, saco su mano derecha y le saludo vagamente a la distancia.

Cariñoso [KiriBaku] [One-shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora