10. Lo difícil de enamorar a tío Zombie

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Ahora que Mini ya tenía una meta, debía hacer un plan y, finalmente, llevarlo a cabo. La verdad era más fácil decirlo que hacerlo, necesitaba ayuda y los únicos que podían dársela eran sus padres.

No es que ellos fueran generalmente de mucha ayuda pero si algo tenían era una relación sólida que funcionaba a pesar de todo, por lo que eran un buen referente para el menor pero, cómo podría plantearles eso, es lo que le resultaba difícil.

—Papá... ¿Podemos hablar? —Las pequeñas orejas del menor se bajaron con un poco de vergüenza mientras el adulto lo miraba con desconfianza, preguntándose qué tenía el menor en mente esta vez.

—¿Ahora qué hiciste, chamaco?

—Nada... Pero quiero saber... Saber cómo hiciste para que papá Khevin se fijara en ti. —Un fuerte sonrojo se apoderó de Mini K al terminar de formular esa cuestión.

Esta vez fue turno de Khazoo colorear sus mejillas porque eso era algo que no sabría contestar porque todo había sucedido tan rápido y tan... Pasional que no sabría cómo explicarle eso a su hijo.

—¡A ti qué te importa eso! Es más... ¿Para qué quieres saber?

—Es que... Me gusta alguien y quiero que se fije en mí... —La voz de Khyle fue perdiendo fuerza hasta sólo ser un susurro avergonzado.

—¿Qué? ¿Quién? —El mayor estaba impactado por lo que había escuchado, no creía que el niño, su niño pequeño, estuviera interesado en alguien pero no pudo sacarle más información al menor que parecía al borde de la combustión por el calor que llenó a su hijo.

El tierno Mini K decidió que sería mala idea pedir ayuda, si Khazoo que era más reservado que Khevin había logrado avergonzarlo, no quería ni imaginar lo que resultaría de una charla con el furry; tendría que averiguar por sí mismo cómo lograr la atención del hombre que era como de la familia.

Así empezó la operación: Persecución.

Sin saberlo, el menor seguía los pasos de su padre, encontrándose con "su tío favorito" a cada momento, para diversión del mayor que tenía diversas "citas" con él, ignorante de que eso era lo que imaginaba el menor mientras para él solo eran salidas con el hijo de sus amigos y ese día no parecía ser diferente hasta que Khyle intentó ser más directo.

—Me gusta que nos tomemos de la mano cada vez que salimos... —Tras decir esto, miró la unión de sus manos mientras caminaban de regreso a su hogar.

—Lo hago para que no te pierdas. —Comentó el mayor entre risas, apretando el agarre que tenían, dedicándole una cariñosa sonrisa que le hizo dar un puchero al otro.

—Quiero que me tomes en serio, no soy un niño y es más probable que tú te pierdas a que lo haga yo.

—Yo siempre te tomo en serio, Mini.

—No me llames Mini, soy Khyle.

—Pero para mí siempre serás Mini. —Zombiniestro no intentaba ser cruel pero el otro se dió cuenta de que tenía razón, mientras siguieran así no podía verlo más que como un niño.

Así que no perdió el tiempo para correr hacia Ibra y pedirle un favor que cambiaría su futuro.

—Si fuera mayor Zombiniestro no me vería como un niño, por favor Ibra... —El creador, al igual que cada vez que sus personajes le pedían algo, le sorprendía lo poco que podía saber sobre ellos.

—¿Estás seguro? —El menor asintió rápidamente y tanto las orejas como la cola se alzaron con felicidad, a lo que el otro sólo pudo suspirar con resignación.

Pasaron unos días para que el diseño estuviera listo pero una vez hecho, Mini K, con su aspecto de hombre joven corrió a presumir su nuevo aspecto al chico de voz sensual, el cual casi muere de la impresión al verlo.

—Mini... ¿Qué te pasó? —El chico de ojos morados se sorprendió porque su adorable y tierno sobrino ahora era más alto que él y mostraba esa sensualidad característica de la madurez en los personajes con rasgos animales.

—Me volví mayor para poder declararte mis sentimientos y pedirte una oportunidad... Estoy enamorado de ti.

—Yo... No sé qué decir...

—Di que lo intentaras... Que me dejaras demostrar que no soy un niño.

—Pero Mini... Khyle, tus padres no... —Hablar no era lo que se necesitaba en este momento y el mencionado se deslizó para poder robar un beso de los anhelados labios que por fin podía probar.

Cuando en el futuro, el antes menor, recordara sus propias palabras y acciones, se impresionaria de su propio valor pero en serio quería tanto a Zombiniestro que no podía ser de otra manera. Sin embargo, eso no impidió que ambos permanecieran abochornados y con una sonrisa que demostraba que su aceptación al beso.

—Por favor.

—Sí, está bien, vamos a intentarlo.

Los 11 mejores momentos en la familia KhazooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora