🙉Vigésima razón🙉

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Jimin caminó hasta su casa, estaba confundido, abrumado y... Molesto, molesto con él mismo por ser un estúpido, él solo quería ayudar a su admirador y no lo podía lograr, y se sentía tan mal por no hacerlo. 

Era doloroso no saber quién era el chico de las cartas que le alegraban el día de tan solo saber que era de él. Le había tomado tanto cariño a ese chico, que daría su vida por verlo feliz y curar una y cada una de las heridas que su admirador tenía, curarlas con momentos únicos y hermosos.

Abrió la puerta de su casa y se encontró con las luces apagadas y en silencio, supuso de que sus padres no habían llegado aún de sus trabajos y su hermano mayor aún estaba en la universidad, suspiró pesadamente, quito sus zapatos para luego ponerse las pantuflas de ositos que estaban aún lado de la puerta. Subió las escaleras, con su mochila aún en su hombro, y entro a su habitación.

No podía dejar de pensar en él.

— ¡Ahg! —. Gruñó en fastidio. Se sentía miserable, tan patético.

Debería de dejar de pensar en él.

¡No! Nos necesita.

Tenía una lucha mental. No quería dejar de pensar en el chico pero tampoco quería ilusionarse.

Abrió su mochila para vaciarlo, viendo cómo caían los libros, cuadernos, papeles y... Las cartas de su admirador. Las miró con recelo, con si fuera algo antinatural, pero decidió tomarlas, todas las cartas estaban amarradas juntascon un listón rojizo, siempre las llevaba con el para leerlas y sentirse... Querido. Algo que no recibía de sus padres, de su hermano no de su, ahora, ex-novio. Tomo las cartas y desató el listón, viendo cómo este caía en la cama. Abrió una y cada una de ellas para dejarlas encima de su cama, para admirar, analizar y comprender.

Y lo comprendió.

Leyó cada carta, analizando cada letra, cada sentimiento y cada pista.

Min.

La primera vez que leyó eso, pensó quera una clase de código para descifrar. Pero al lado de que está pensando y recordando, Min, era un apellido no muy común, y las personas que tenían ese apellido eran familia. Y el único Min que había en el instituto era...

Min Yoongi.

Ese chico... Era unos grados más avanzados que él, pero era realmente apuesto, y se a dado cuenta de que, Min Yoongi, se le quedaba viviendo como tonto enamorado.

— ahora lo comprendo —. Rió. — ¡Pero que tonto soy! Oh Min Yoongi, eres mi puto, adorable, hermoso admirador —. Se levantó de su cama para luego correr hasta la planta de abajo para ponerse de nuevo los zapatos, para ir a buscar a su lindo admirador de nombre Min Yoongi.

Razones para enamorarme de ti || ymDonde viven las historias. Descúbrelo ahora