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74. Palmaditas en la espalda, está bien

74. Palmaditas en la espalda, está bien

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"Hermano, acabo de tomar una difícil decisión." Dijo Yuan Ru.

La espalda de Yuan Zong se volteó silenciosamente hacia Yuan Ru, sus ojos miraron a través de la ventana. El auto de Xia Yao, corriendo a través de la puerta principal con una velocidad un poco apresurada, se detuvo con fuerza con un chillido de los frenos cuando llegó al estacionamiento, el cuerpo del auto temblaba violentamente. Xia Yao, salió del auto con un aura de fuego, y cerró la puerta del auto detrás de él.

Yuan Ru continuó: "He decidido, darme otra oportunidad".

Yuan Zong vió a Xia Yao caminando rápido hacia la sala de entrenamiento, las suelas incluso chispearon fuego cuando arrastraban fuertemente contra el suelo.

"Por supuesto, para devolver tu inmensa preocupación y protección  durante todo este tiempo, quiero darte una sorpresa."

La mirada de Yuan Zong se disparó desde la ventana hacia la sala de entrenamiento donde Xia Yao estaba tirando su mochila con ira. Ni siquiera se molestó en cambiarse, se dirigió directamente al saco de arena. Sosteniendo aún el saco de arena, empezó a golpearlo, aparentemente liberando rabia

"Hermano, ¿cuál es la sorpresa?"

Yuan Zong inmediatamente abrió la puerta, caminó hacia Xia Yao.

Yuan Ru gritó: "Oye, ¿escuchaste?"

Caminando hacia Xia Yao, Yuan Zong no dijo una palabra, solo se quedó en silencio y lo observó. Xia Yao llevaba una expresión oscura, golpeando las bolsas de arena violentamente, no dando a Yuan Zong una sola mirada. Luego volteó hacia Yuan Zong, en su primer cambio de dirección.

Yuan Zong detuvo el saco de arena con sus manos.

Por último, Xia Yao furiosamente golpeó fuertemente la bolsa de arena, luego lanzó su trasero sobre el suave cojín, respirando pesadamente.

Yuan Zong miró a Xia Yao, dando pequeños golpes por su cuello: "¿Tuviste suficiente?"

"Aún no." Xia Yao todavía se sentía enojado por dentro.

"Vamos, déjame llevarte al campo de tiro".

Yuan Zong tomó la mano de Xia Yao y lo llevó hacia las escaleras al mismo tiempo que Yuan Ru venía corriendo de abajo. Yuan Ru miró atentamente las dos manos aferradas, y dijo: "Ustedes ..."

Antes de que ella terminara, Yuan Zong, junto con Xia Yao, se habían alejado.

Yuan Ru miró su profunda cercanía y no pudo contenerse de una sonrisa satisfecha. “Bueno ... se veían como una familia, parecía que mi decisión estaba bien.”

Después de una gran tormenta de nieve, el campo de tiro parecía estar hundido en la inmensidad del silencio, el terreno blanco y nevado era tan prístino que nadie tenía el corazón para pisarlo. De pie en el terreno, los blancos solitarios fueron limpiados de la nieve por Yuan Zong, y el papel de destino fueron fijados, listos para ser disparados.

A unas docenas de metros, Xia Yao, con un rifle en el hombro, con un ojo mirando a través de la vista telescópica, ajustó su posición varias veces.

Escogiendo el sexto objetivo, Xia Yao lo vió como Wang Zhi Shui, presionó el gatillo. ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! ... continuamente por diez veces consecutivas. La sensación de la onda de choque cuando se dispararon las balas hizo temblar sus dedos, su incomodidad de alguna manera se rompió bajo el impacto.