Me dijeron que todo tiene un precio
y yo les enseñé a mi familia
a mis amigos, mi perro y mis rimas
la música, las palabras y el viento
les dije que presten atención
que se abracen y rían como locos.Les mostré que el precio es insignificante comparado con el valor
que los placeres de la vida no se compran ni se negocian, solamente se valoran
porque esas personas que están para vos cuando el mundo se cae abajo, no valen billetes, simplemente valen la pena.En ese momento
impresionados, ellos entendieron
que a mi corta edad
yo ya sabía que no todo tiene un precio, sino que tiene valor
y a su mediana edad
ellos pudieron comprenderlo.
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Otoño en cuarentena
PoetryUn libro escrito precisamente en cuarentena, con los sentimientos a flor de piel que la mayoría tuvimos, y aún tenemos. Leer diversas situaciones de una forma diferente nos hace abrir los ojos y la mente, nos ayuda a entender que ésta es nuestra rea...