Stay |Miraculous: Las aventuras de Ladybug|

㉨ Capítulo 1 ㉨

Veo un hombre de cabello rubio cenizo, no veo su rostro, pero tiene algo entre sus dedos. Un broche de pavo real, ¿Porque lo tiene? ¿Que significa esto?

- Quedó perfecto -el tono voz que usa, me causa escalofríos.

Me desperté rápidamente después de aquella frase, me senté temblando, mi corazón latía rápidamente, podía sentir el sudor deslizarse desde mi mentón hacia mi cuello. Busqué en la oscuridad de mi habitación mi celular, quería saber que tan tarde me había levantando o temprano, por aquella pesadilla, 7:18 a.m. Miré por la ventana, estaba empañada con gotas cayendo, lluvia, cerré mis ojos y masajeé mis párpados, estaba frustrada, no podía dormir bien desde que empecé a tener sueños extraños, esta... Circunstancia había empezado desde que tenía 6 años.

- Solo fue un sueño... -susurré para misma, abracé mis piernas. Tenía miedo.

Abrí nuevamente mis ojos, me salí de la cama, con mi celular en mano, y salí fuera de mi habitación. El pasillo del primer piso estaba vacío.

«Como siempre». Pensé, no era algo raro que estuviera tan sola, no tenía hermanos, y solo vivía con mi madre, quien le gustaba estar más metida en el trabajo que pasar tiempo conmigo, papá había fallecido hace 2 años, mi única compañía. Bajé las escaleras sin prisa, el único sonido que se escuchaba era el de mis pies. La sala se encuentra vacía, los sillones de color crema con sus almohadas seguían igual de acomodadas que ayer, tiré mi celular encima del sillón grande, en el comedor estaban un plato y un vaso, vacíos, solo tenían algunas migajas.

- Otra vez salió temprano -hablé para mi misma, llevando el plato y vaso al fregadero de la cocina.

Terminé de lavarlos, y cada uno lo puse en su lugar. Fui nuevamente hacia la sala, agarré el celular y me lance al sillón, todo en la casa era electrónico, se usaban los comandos de voz, huellas digitales, y contraseñas de seguridad, encendí el televisor con el control remoto.

- Es algo raro que esté lloviendo hoy, justo cuando los pronósticos apuntaban que hoy seria un agradable día con un sol muy radiante -habló una mujer pelirroja-, pero, tranquilos, en este punto la lluvia debería parar, saldrá el sol muy pronto -apuntó su gráfica. Las nubes se despejaban y el sol salia con una sonrisa-. Recuerden llevar sus paraguas, gracias por vernos queridos televidentes, hasta mañana.

Estaba incrédula, habían sus fallados los cálculos, y normalmente eso no pasaba. Aunque, era agradable la lluvia, muchas personas decían que les deprimía, que era desagradable, a mi me llenaba de paz escuchar las gotas cayendo, me gustaba el frío que hacia. El panorama cambió, una mujer joven bien vestida se encontraba sentada sonriendo -creo que demasiado-, a su lado se encontraba un televisor grande, esta eran las noticias de los famosos.

- ¡Buenos días, Inglaterra! -saludó la chica mandando un beso a la cámara-. Como hoy podrán ver, mi ropa es diferente hoy, ¿Se dieron cuenta? -preguntó con una sonrisa lánguida-, ¡La diseñadora Juliette Ainsworth, ya ha estrenado sus nuevos diseños!, y yo he sido la primera que comprar uno de ellos -se levantó de su asiento, y empezó a dar vueltas en si, como si fuera una modelo-. ¡Vayan pronto chicas!

Rodé mis ojos, y apague la televisión, se me habían quitado las ganas de seguir viéndola. Escuchar chismes sobre los famosos, problemas, desamores, no eran de mi agrado, así como cuando empezaban hablar de moda, había visto a muchos diseñadores famosos, modelos y aún así, no me agradaba del todo, quizás porque aquella profesión me había quitado a mi madre: Juliette Ainsworth. Una mujer ambiciosa, joven, pero fría en cuanto a su única hija, realmente la mujer no se daba cuenta de mi existencia, solo me requería cuando iba a las fiestas de gala para presumir a su "Perfecta" hija, la chica aplicada en clases, la de las notas altas, la educada y obediente, pero tachaba lo último, yo no era totalmente obediente, sino habría sido una de sus modelos, me negaba a hacerlo, tal vez por eso se había alejado de mi. Mi celular había empezado a sonar, tenia una llamada de mi madre.