Capítulo 8

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Taehyung prendió la laptop minutos antes de las siete de la noche, preparando la webcam para poder hablar con Jin.

Desde que SeokJin se había ido a estudiar la universidad muy lejos de donde vivían, la caja había desaparecido y el menor de los Kim se rehusaba a pensar que su hermano se había llevado la caja.

Un mensaje apareció en la pantalla con la opción de aceptar o rechazar la videollamada que Jin le estaba mandando y con nervios presionó "aceptar".

Un Jin despeinado con una sudadera blanca se hizo presente, sonriéndole enormemente.

Apenas y he tenido tiempo de conectarme, ¿cómo te ha ido? —su voz sonó suave, pero a la vez cansada

—Bien —murmuró algo inseguro —¿Y a ti?

Muy bien, aunque es realmente difícil estar lejos de casa, extraño tanto la comida de mamá y los chistes de papá, pero sobre todo extraño tus ocurrencias —Jin le sonrió con ternura y Taehyung simplemente se rio incómodo— ¿Sucede algo? Desde que me pediste que hiciéramos la videollamada te siento raro, bueno, más que nada tu insistencia

—Hyung... necesito preguntarte algo

Jin se enderezó en cuanto escuchó aquellas palabras y con su mano hizo un gesto para que continuara hablando.

—¿Recuerdas la caja morada que me regalaste hace dos años?

Sí, pe-...

—La he perdido, bueno, exactamente no sé cómo pasó, pero yo...

Yo la tiré —fue lo único que dijo y Taehyung sintió que el aire se le escapó de los pulmones —Tú me lo pediste la otra vez

Kim frunció el ceño sin entender.

—¿Qué?

La noche anterior de mi viaje bebimos, ¿lo recuerdas? —Tae asintió y Jin soltó un suspiro —Tú mismo me pediste, casi suplicaste, que me deshiciera de ella, que no la abriera y simplemente la botara en la basura porque no querías volver a ver esa caja jamás en tu vida, al día siguiente tenía que ir a hacer unas últimas compras y en el camino la tiré a la basura, te juro que no la abrí ni vi nada, solo la tiré. No debí tirarla, ¿cierto?

Taehyung se sintió perdido, no recordaba haberle pedido eso, pero seguramente ya estaba muy borracho para recordarlo, vio de nuevo la cámara y sonrió forzadamente, no quería hacer sentir mal a su hermano mayor.

—Para nada, me alegra que la tiraras.

Si el día de mañana muero ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜⁱᵒⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora