Capítulo 1

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La primera vez que abrí los ojos, al menos me pareció que era así, se saturaron enseguida con la luz donde antes solo había percibido oscuridad. El despertar había sido prácticamente instantáneo, sin que mi mente consciente pudiese controlar ninguno de mis movimientos.

Pero ese deslumbramiento rápido me salvo en cierta manera. Si hubiese despertado como una personal normal y en unas condiciones normales, perezosamente y acostumbrado a la comodidad de una cama, aquellos que me observaban se hubiese dado cuenta de que había control donde debía existir el vacío.

Estaba confuso, trataba de recordar pero sin saber de que hilo tirar. Trataba de ahondar más profundamente en mi mente, pero solo recibí una jaqueca y frustración. No encontraba más pasado que mi reciente despertar.

Mantenía los ojos cerrados. No podía saber como afectaba toda aquella locura a mi expresión corporal(tampoco sabía por qué debía preocuparme de aquello; solamente lo intuía). Notaba unas ligeras restricciones entorno a mis manos y pies, llevaba una prenda ligera que cubría todo mi cuerpo a modo de mono.

-¿Que crees que habrá hecho este?-oí unos golpes agudos sobre cristal. Lo suficientemente delgado para permitirme escuchar la conversación.

-No deberías preguntar tanto- por ahora solo podía saber que eran dos.

-Es que es raro. No hay datos en su ficha y no viste como el resto de los presos...-¿Era yo un criminal?¿Que habría hecho para acabar allí y que los guardias no poseyeran ninguna información?

-¿Te pagan por saber?-sonaba severo, irritado- Te pagan para ser una puta niñera armada, nada más.

El otro solo respondió con un quejido lastimero. Deseaba que la conversación se hubiese prolongado más. Más palabras significaba más datos. Más datos sería una posible forma de saber quien era, o al menos que mi memoria volviese.

Me sentí preparado para volver a tratar de abrir los ojos. Esta vez mas precavido los abrí poco a poco, dejándolos entrecerrados.

¿Había estado antes en un tren? Pude identificar el lugar como un vagón, similar a una imagen mental de como era uno de carga. Las paredes eran azul oscuro, sin brillo. Iluminado por fluorescentes de alta potencia, aquellos que me habían cegado. Me encontraba de pie, en un recipiente de cristal blanquecino y traslucido. Las ataduras parecían hechas mas para mantenerme en posición vertical y fijo, No eran las de un convicto, sino mas bien los de un paciente de hospital. ¿Estaba enfermo?

Agudice el oído y pude comprobar que, efectivamente, era un tren que circulaba a una gran velocidad. Los dos guardias uniformados iban armados con armas de electro-choque y porras. No se fijaban mas en mi. Eso alivio la presión que sentía al tener que controlar cada una de mis reacciones.

Debía salir de allí. Solo podía describir aquella sensación como peligro. ¿De donde venía? No lo sentía en aquellos hombres o en las armas que portaban. Estaba oculto, lejos de aquí. Pero lo suficientemente intenso para ser capaz de percibirlo.

Me veía capaz de librarme de las restricciones, de atravesar la jaula... Pero en cuanto lo hiciera, caerían sobre mi. Puede que hubiesen mas alrededor guardias, en los otros vagones. No era precisamente un ejemplo de cuerpo preparado para el combate. Mi única oportunidad era esperar una oportunidad, un fallo. El como escapar de un tren en marcha parecía una tarea imposible para un amnésico que era incapaz de recordar cual era su color favorito.

121-D : EligeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora